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That Kind of Guy

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A mi lado, Max se aclaró la garganta, con una pequeña sonrisa en la cara.

―¿Qué? ―le pregunté alzando las cejas.

Se mordió una sonrisa pero no dijo nada mientras colocaba velas de té en el

farol.

―No empieces ―le advertí.

―No he dicho nada. ―Encendió otra vela―. Pero seguro que te gusta

pelearte con él.

Me quedé con la boca abierta.

―Empezó él. Siempre empieza él.

Max me miró con complicidad.

―Mhm.

La idea de sentirme románticamente interesada por Emmett me produjo

asco. Había visto cómo era Emmett con las mujeres: coqueto, amable, encantador

y divertido. Sabía exactamente lo que hacía. Y muchas veces, en mi restaurante, le

había visto recordar a las mujeres que él no era el tipo que ellas querían que fuera.

Las atrapaba y las escupía cuando terminaba con ellas.

Mi padre era así. Era el mejor amigo de todos hasta que cambiaba de opinión

y desaparecía. Era la estrella más brillante de la sala, la persona con la que todos

querían hablar y pasar el rato. Cuando estaba de buen humor, animaba a todo el

mundo, reía, charlaba, hacía cumplidos y les alegraba el día. Cuando estaba de

mal humor, los nubarrones se abatían sobre todos los que estaban cerca de él, y

arrastraba a todos con él.

Apostaría los ahorros de mi vida a que Emmett era exactamente como mi

padre.

Antes de que pudiera responder, Max tomó dos farolillos y se alejó. Me reí

para mis adentros antes de volver la vista a la mesa de Emmett, donde estaba

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