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That Kind of Guy

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Me hizo un gesto con el pulgar y siguió caminando.

―Gracias, Max ―le dije.

Observé desde el borde del restaurante cómo dejaba la botella de aloe en la

mesa. La mujer parecía aliviada y me entraron ganas de dar un golpe en el aire.

Me encantaba dar la vuelta a clientes así. Al llegar a esa mesa, estaban cansados y

malhumorados, pero ahora la pareja reía y hablaba, sus hijos estaban inmersos en

colorear y sus vacaciones habían empezado de maravilla. Les había cambiado la

noche por completo. Amaba mi trabajo.

Recorrí el restaurante. Esta noche había una mezcla de lugareños y turistas.

Los dueños del almacén estaban celebrando su aniversario en la mesa dos. La

directora de la escuela primaria y su marido estaban en la mesa seis. El alcalde, su

mujer y sus dos hijos estaban en la mesa ocho. Su familia era siempre educada,

amable y perfectamente educada. Los niños nunca querían colorear, se sentaban

tranquilamente y sonreían a todo el mundo como angelitos, y eso me ponía los

pelos de punta. El dueño de una empresa de construcción local se sentó en la mesa

once con uno de sus clientes. Resoplé para mis adentros, viendo cómo Emmett

Rhodes charlaba, sonreía y rezumaba encanto por toda la mesa. Emmett era el Sr.

Popular, conocía a todo el mundo en la ciudad, se metía en los asuntos de todos y

era consciente de lo guapo que era.

En la mesa doce estaban el dueño de un par de restaurantes locales, Chuck, y

su mujer. Su mujer se burlaba de la comida y Chuck miraba a su alrededor antes

de tomar notas en un cuaderno. Puse los ojos en blanco. Tenía algunos consejos

que podía darle, pero no me escuchó.

Los restaurantes que tenía Chuck atendían a turistas porque los lugareños

sabían que no debían ir allí. La comida no era exactamente mala, sólo tenía ese

sabor como si la hubieran hecho hace unos días, congelado, descongelado y

recalentado. Pero ni siquiera eso bastó para ganarse mi desdén. Era la forma en

que trataba a su personal. Los hombres vestían camisetas negras y vaqueros,

como en el Arbutus, pero las mujeres debían llevar minifaldas, blusas escotadas y

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