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That Kind of Guy

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¿Podría ver cómo el restaurante de la familia de Keiko es despojado de todo

su carácter, su encanto, su historia? No.

Pero tampoco podía soportar ver a Emmett aplastado. No podía quedarme

sentada y verlo regresar a su empresa, sabiendo que podría haber ganado las

elecciones, pero las abandonó por mí. Iba a ganar, sabía que lo haría.

Mi corazón se rompió en pedazos, porque sabía lo que iba a hacer. Lo supe

desde el momento en que dejé el ayuntamiento.

Mi teléfono vibró en mi bolsillo, lo saqué y me quedé mirando los mensajes

de texto de Hannah:

Por favor, llámame.

Avery, lo siento mucho.

Me siento horrible No puedo creer que haya hecho algo tan estúpido. Por favor,

llámame.

Marqué y ella contestó al primer timbre.

—Ey. —Estaba sin aliento.

—Hola. —Giré el anillo alrededor de mi dedo, me di cuenta de lo que estaba

haciendo y me detuve. No quería mirarlo, no ahora mismo. Era solo otro doloroso

recordatorio de lo que estaba haciendo.

—Nunca debiste haberme hablado de ustedes dos, se suponía que debía

mantenerlo en secreto y te decepcioné por completo. —Su voz se quebró.

Me quedé en silencio un segundo, frotándome la cara con la mano. ¿Estaba

molesta porque Hannah no cerró la puerta? Seguro. Pero el hecho de que Cynthia

estuviera en la librería en el momento equivocado no fue culpa suya. No era justo

que Hannah se sintiera así por un error que podría haber cometido fácilmente.

—Está bien, Han. Fácilmente podría haber sido yo quien lo dijo. —Volví a

girar el anillo antes de obligarme a detenerme.

—¿Dónde estás? Emmett te estaba buscando.

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