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That Kind of Guy

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—Jesús, jodido Cristo, bebé. —Miré a la mujer frente a mí, la más perfecta

jodida mujer—. ¿Hiciste esto por mí?

Ella se mordió el labio y asintió.

—Todo para ti, bebé. —Ella inclinó la cabeza y señaló con el dedo a a mí—.

Solo para ti. No se lo muestres a nadie.

Solté una carcajada.

—¿Estás bromeando? No quiero que nadie vea esto. —Dejé el libro sobre el

escritorio y me puse de pie, con el pulso acelerado. Mi erección palpitaba

incómodamente mientras caminaba hacia la puerta y la cerraba.

La mirada de Avery se encendió con calor.

Me dirigí hacia ella, observándola todo el tiempo.

—¿Sabes cuánto te amo? —Mi voz era baja, lánguida, líquida.

Ella asintió y sus muslos se juntaron.

—Bien. —Aparté sus piernas y me interpuse entre ellas. Sus párpados

cayeron a la mitad con lujuria y supe que estaba mojada por mí—. Pero aún voy a

mostrarte cuánto te amo, en todo este escritorio.

Mi boca rozó la suya y ella suspiró, ligeramente, lo suficiente para hacerme

saber que había estado esperando esto con tanta ansiedad como yo. Demonios,

probablemente tomó estas fotos hace semanas. Ella había estado esperando todo

ese tiempo para mostrármelo. El pensamiento de ella eligiendo esta ropa interior,

vistiéndose y sentándose en el diván, pensando en mí, me hizo sentir como si

estuviera a punto de correrme justo aquí.

Mis manos llegaron a su cabello y lo empuñé, tirando ligeramente hacia

atrás para abrir más su boca hacia mí. Profundicé el beso, saboreándola,

deslizándome contra su dulce lengua y haciéndola gemir dentro de mí. Podíamos

escuchar la música en el restaurante, la gente hablando y las risas ocasionales.

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