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That Kind of Guy

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―Hola.

Miri Yang tenía cuarenta y pocos años y era profesora en el instituto, además

de una gran voluntaria en la ciudad. La mujer era una mariposa social, quedaba

constantemente con amigos para comer y ayudaba en los eventos de la ciudad.

Siempre estaba de buen humor, era educada y daba buenas propinas a mis

empleados. Para mí, eso era suficiente.

Mi mano se crispó, pero Emmett se mantuvo firme.

La mirada de Miri volvió a donde mi mano conectaba con la de Emmett.

―Oh, sí, veo a Avery todo el tiempo en el Arbutus.

―¿Cómo está Scott? ―preguntó Emmett.

Arrastró de nuevo su mirada hasta la de él.

―Está bien. Ya le conoces, siempre quiere tener a todo el mundo contento,

pero es imposible. ―Se encogió de hombros y negó con la cabeza―. Es que tiene

muy buen corazón. ―Sus ojos volvieron a nuestras manos―. Así que los rumores

son ciertos.

Emmett me apretó la mano y yo lo ignoré.

―¿Rumores? ―Su voz era inocente―. ¿Qué rumores?

Miri levantó la mirada y sonrió.

―Que estaban juntos. No me lo creía.

Apreté los labios, ocultando una sonrisa. Miri cada vez me gustaba más.

―Créetelo. ―Emmett soltó mi mano y me rodeó el hombro con un brazo―.

Por fin he convencido a esta para que lo haga público.

Me quedé allí de pie.

―¿Verdad, cariño? ―Emmett bajó la cabeza para captar mi mirada.

Asentí a Miri.

―Estamos tan enamorados. ―Mi tono sonó plano.

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