25.08.2023 Views

That Kind of Guy

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

―Tendrás que mantenerme informada cuando esté en Vancouver. Ayer hice la

oferta por la casa y la aceptaron.

Mis ojos se abrieron de par en par.

―Vaya. ¿Hiciste la oferta antes de vender el restaurante?

―El agente inmobiliario puso un par de condiciones en el contrato, 'sujeto a la

compra de los activos existentes' ―me dijo―. Así que no estaré obligada a cumplir

el contrato a menos que venda mi casa aquí y el restaurante. Cosas normales de

bienes raíces. Hoy he puesto mi casa en venta, ¡y ya tengo tres ofertas! ¿Te lo

puedes creer?

―Vaya ―repetí. Esto estaba avanzando, y era muy, muy real. Keiko no

había mencionado nada sobre el rechazo de mi préstamo bancario. ¿Era posible

que no se hubiera enterado?

―Sólo falta que tú y yo nos veamos en el banco y listo ―me dijo.

Definitivamente no se había enterado de que me habían rechazado.

―Estaba preguntando por ello esta mañana al transferir el depósito del

adosado ―continuó―. El papeleo para venderte el negocio será sencillo.

―¿Depósito? ¿Pusiste dinero a cuenta de la casa? ―Se me revolvió el

estómago, como si estuviera lleno de piedras. Tragué saliva.

―Lo normal es dar un anticipo del 5% del precio de compra cuando se hace

una oferta. Si no se llega a un acuerdo, los propietarios se quedan con el depósito.

Pero casi nunca se cierra el trato. Todo el mundo quiere cobrar. Tengo dos meses

para poner todo en orden, que es menos tiempo del habitual, pero quiero ponerme

en marcha con todo.

Mi rodilla rebotó arriba y abajo y mi estómago volvió a retorcerse. Con

los precios de compra en Vancouver, un cinco por ciento era una cantidad

importante de dinero. Keiko perdería ese dinero si no conseguía vender el

restaurante en dos meses.

No tenía mucho tiempo para pensar.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!