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Riqui Gell
Solo quien pasa por un proceso de culminación, sea un matrimonio,
un noviazgo o incluso hasta una buena amistad, sabe muy bien
lo que se siente estar ahí. He pasado por la situación de ruptura de
un noviazgo y perdí un gran amigo, sin lugar a dudas fueron de las
situaciones más difíciles por las que he atravesado, pero reconozco que
Dios siempre saca muchas cosas buenas de todo lo que nos sucede.
Con el tiempo uno entiende que esos momentos fueron necesarios
para ayudarnos a madurar en otra área de nuestra vida, donde de otra
forma sería difícil desarrollarnos. Aprendí que como dicen nuestros
viejos “no hay mal que por bien no venga”, y que muchas veces esos
procesos nos enseñan más que todo el tiempo de diversión que
vivimos. Pero eso lo aprendí luego, al momento de experimentar esos
sentimientos de tristeza por una ruptura, créame que no pensaba así.
El rompimiento de una relación es muy similar a un duelo, los
sentimientos son parecidos a cuando muere alguien que amamos.
Por lo tanto, si no logramos manejar esta etapa, puede llevarnos a
un estado depresivo, de ansiedad o hasta la misma muerte. Muchas
personas se han apartado de la iglesia producto de una desilusión
amorosa, otras han dejado los estudios, han perdido un trabajo y así
hay numerosos testimonios trágicos de resultados nefastos por un
mal manejo de la situación. Si pasas por este proceso, aquí algunos
consejos prácticos y si no, como quiera es bueno conocerlos para
ayudar a otros.
El Proceso de la Ruptura│131