You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
El Dios <strong>de</strong> <strong>los</strong> Procesos<br />
No pondré en duda <strong>el</strong> rol que hace la ciencia cuando estamos enfermos,<br />
<strong>los</strong> médicos son una bendición y <strong>de</strong>bemos acudir a <strong>el</strong><strong>los</strong> cuando les<br />
necesitemos, pero nuestra primera opción <strong>de</strong>be ser la oración (hasta<br />
rima) y pedir a Dios que nos rev<strong>el</strong>e sus propósitos. Pues Él pue<strong>de</strong> usar<br />
las manos <strong>de</strong> la medicina o intervenir directamente en nuestro favor.<br />
Lo que nunca <strong>de</strong>bemos hacer es permitir que la enfermedad afecte<br />
nuestra r<strong>el</strong>ación con <strong>el</strong> Señor y nos lleve a blasfemar, pues ese proceso<br />
<strong>de</strong>be servir <strong>de</strong> acercamiento y no <strong>de</strong> frialdad.<br />
Hace muchos años, una madre muy especial para mi me narró un<br />
testimonio que marcó mi vida para siempre…<br />
Ella había dado a luz su segundo y único hijo, ya que <strong>el</strong> primogénito<br />
vivía con <strong>los</strong> abu<strong>el</strong>os. Éste recién nacido vino al mundo con serios<br />
problemas respiratorios, era una especie <strong>de</strong> asma crónica que le<br />
atacaba por las noches y en las mañanas frías. Cuando empeoraba, la<br />
respiración se le ponía muy lenta y <strong>el</strong> corazón latía muy <strong>de</strong>spacio, esto<br />
ponía a la madre en pánico. Habían llevado al niño a médicos y no<br />
resolvían nada, habían preparado reme<strong>dios</strong> caseros y como que cada<br />
vez empeoraba.<br />
Cuando sucedía la crisis, la mamá brincaba al niño, lo saltaba y lo<br />
inyectaban y él se recuperaba. Imagínese <strong>el</strong> trauma, una madre, con<br />
su bebe <strong>de</strong> meses que por rato parecía morirse.<br />
Una mañana <strong>de</strong> un miércoles, <strong>el</strong> niño volvió a sufrir la crisis, pero<br />
ésta vez fue peor que todas las anteriores, sus latidos d<strong>el</strong> corazón<br />
menguaron, llegaron a casi cero y la respiración empezó a fallar hasta<br />
no quedar nada. La madre, como las veces anteriores lo brincó, lo<br />
saltó, lo movió pero <strong>el</strong> niño no volvió en si. Su pi<strong>el</strong> estaba poniéndose<br />
roja, y su cuerpo frío, la madre ya <strong>de</strong>sconsolada dijo: “Lo perdí, perdí<br />
mi niño, perdí mi pequeño”. Y llamó llorando y sin aliento a su esposo,<br />
<strong>el</strong> cual le or<strong>de</strong>nó rápidamente que lo llevara al centro medico más<br />
cercano y que sea <strong>el</strong> doctor quien <strong>de</strong>termine su final.<br />
La señora arropó al niño y salió corriendo al Hospital Infantil <strong>de</strong> Los<br />
Minas, Santo Domingo Este (Rep. Dom.) y cuando iba <strong>de</strong> camino, en<br />
182│ El Dios <strong>de</strong> <strong>los</strong> Procesos