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Riqui G<strong>el</strong>l<br />

En <strong>el</strong> libro <strong>de</strong> Marcos, capítulo 8 se registra una breve historia que<br />

escon<strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s enseñanzas <strong>de</strong> cómo Dios actúa antes <strong>de</strong> sacarnos<br />

<strong>de</strong> un proceso. Un ciego fue llevado don<strong>de</strong> Jesús para ser sanado, lo<br />

primero que hizo <strong>el</strong> Señor fue tomarlo por las manos y sacarlo fuera<br />

<strong>de</strong> la al<strong>de</strong>a. ¿Por qué lo sacó? La ciudad don<strong>de</strong> estaban era Betsaida,<br />

un pueblo que había rechazado a Jesús, contra esta ciudad <strong>el</strong> Señor<br />

pronunció palabras duras y fuertes, <strong>de</strong>finitivamente no era un buen<br />

sitio.<br />

Me llama la atención que antes <strong>de</strong> Jesús hacer <strong>el</strong> milagro en <strong>el</strong> ciego<br />

lo sacó <strong>de</strong> su ambiente. Y así él hace en nuestras vidas ¿Por qué?<br />

Porque muchos vivimos en un ambiente don<strong>de</strong> la palabra “No” es <strong>el</strong><br />

pan nuestro <strong>de</strong> cada día: “NO pue<strong>de</strong>s”, “NO vas a lograrlo”, “NO lo<br />

intentes”, “NO serás alguien”, “NO vas a ningún lado”, etc. Muchos<br />

vivimos en la al<strong>de</strong>a negativa, un sitio <strong>de</strong> rechazo, un lugar don<strong>de</strong> nos<br />

han enseñado muchas cosas pero nada que nos beneficie ante Dios.<br />

Con ambiente no me refiero necesariamente a un lugar en específico,<br />

también hablo <strong>de</strong> una cultura, una costumbre, una familia, u otro lugar<br />

físico o emocional don<strong>de</strong> estemos.<br />

Como predicador me fui <strong>de</strong>sarrollando en un ambiente que enseñaba<br />

que para tener unción y presencia d<strong>el</strong> Espíritu en <strong>los</strong> sermones, <strong>de</strong>bía<br />

hablar bien duro y fuerte, dar brincos y zapatear mucho. Mientras<br />

más fea ponías tu cara y más fuerte hablabas, mas revestido <strong>de</strong> la<br />

presencia estabas. Así que fui <strong>de</strong>sarrollando ese hábito, pero como<br />

Jesús quería hacer algo especial en mí, me sacó <strong>de</strong> esa al<strong>de</strong>a o sea, <strong>de</strong><br />

esa i<strong>de</strong>a. Empecé a ver que muchas veces mientras predicaba, sin hacer<br />

mucho ruido ni brincar, la gente empezaba a llorar, otros a ser sanados<br />

y yo ni siquiera había orado por sanidad, Dios trataba conmigo en mi<br />

corazón, <strong>de</strong>mostrándome que <strong>el</strong> po<strong>de</strong>r no estaba en mis brincos y<br />

zapateos, <strong>el</strong> po<strong>de</strong>r estaba en Él y se manifestaba a su forma.<br />

Antes <strong>de</strong> Salir d<strong>el</strong> Proceso│167

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