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Está bien hay que aguantar, debemos soportar,
ya entendí esa parte, hay que esperar y tener
paciencia cuando somos procesados, pero ¿qué tal si
ese proceso es producido por alguien a quien tienes
que ver o con quien tienes que estar a diario? ¿Qué si
ese enemigo es tu compañero de trabajo, tu pareja, tu
hermano o tu vecino?
Debo admitir que es difícil afrontar una situación
cuando quien le hace la guerra es alguien con quien
estás obligado a convivir. En la biblia hay muchos
ejemplos de esas situaciones, como la del Rey David
cuando su hijo Absalón le dio un golpe de estado.
Por un lado David tenía todo el poder para matarle
pero por otro lado su corazón de padre latía a millón
por amor a su hijo. Jesús es otro ejemplo, andando,
comiendo y cenando con Judas, quien le entregaría a
muerte. Admito que es difícil dar un consejo cuando
su guerra es contra su esposo, se me complica decirle
qué hacer o qué no hacer, cuando el problema es con
su hermano, con su vecino, con su compañero de
trabajo, con su jefe, pudiera decir mucho al respecto
pero cada caso es individual, así que solo me limitaré
a narrarle dos testimonios que alguna vez escuché y
si le place, tómelos de ejemplo en su proceso con su
adversario…
Riqui Gell
Viviendo con el Enemigo│77