el-dios-de-los-procesos-oficial

El Dios de los Procesos
Por lo general acudimos a nuestro pastor o líder de la iglesia, que
son a quienes Dios ha puesto para dirigirnos, pero el caso es que
no podemos quedarnos callados, necesitamos esa confrontación.
Muchos buscan alguien que esté peor que ellos para encontrar apoyo
a su pecado, alguien que le diga: “no lo hiciste mal”, “eso es normal”,
“sigue hacia adelante”, así solo empeoran su situación. Otros se
quedan callados y dicen: “Dios me perdonará” y aunque de hecho,
pueden ser perdonados, les será difícil ser restaurados totalmente, al
menos que haya una confrontación.
En varias ocasiones en las que no me he sentido bien espiritualmente
he podido llamar a algún amigo y confesarle como estoy, he recibido
en primer instancia una reprensión y luego palabras de refrigerio y
restauración.
Humillarse es lo segundo
Todo pecado, error o falta amerita de meditación, de reflexión, de
lo que yo llamaría humillarse. Hay gente que fallan, se arrepienten y
pretenden seguir su vida como que no ha pasado nada y con frecuencia,
vuelven a tropezar con la misma piedra, pues no dedicaron tiempo a
pensar cuál fue su error. Si ha habido adulterio en un matrimonio, es
necesario que quien falló se aleje de sus rutinas diarias por un tiempo,
sus entretenimientos y pasatiempos sociales, etc., que muestre cierto
respeto por la persona a la que le falló. Si un ministro cometió un grave
error, debe abstenerse a estar en el pulpito por un tiempo prudente,
así mostrar cierto respeto por lo sagrado. Si renuncia al pastorado o lo
quitan, debe procurar visitar otra congregación, donde en perfil bajo
encuentre refrigerio, pero no pretender irse a pastorear de inmediato
a otro sitio o seguir predicando como que nada ha pasado. Conozco
casos de músicos cuyas novias han quedado embarazadas y luego
de cuatro o cinco meses han sido descubiertos porque ya no pueden
ocultar el tamaño del embarazo. Mientras tanto, seguían tocando en la
iglesia… ¡Imagínese! Aunque el perdón de Dios puede venir en menos
de un segundo, debe haber un tiempo de meditación, de reflexión y
de oración en la que uno procura, no comprar el perdón, pues este es
gratuito, sino encontrar la comunión que se tenía antes.
162│El Proceso de la Restauración