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Riqui Gell
No hay algo más común en los seres humanos que echarle la culpa
de nuestros errores a otros. Con frecuencia escuchamos personas
que no trabajan, decir que son pobres por culpa del gobierno… otros
que están enfermos por comer comida chatarra todo el tiempo pero
culpan a la sociedad, así sucesivamente. Los cristianos no somos la
excepción, es común que de nuestros problemas culpemos al diablo,
a los demonios o incluso hasta al mismo Dios. Por ello escribí esto,
aclaro que estoy convencido que existen los demonios, sé que operan
en este mundo y tienen gran responsabilidad de muchas cosas
negativas que suceden, pero también creo que la mayoría de nuestros
males está en nosotros mismo (Rom.7:19,20). Aunque confieso que es
más fácil echarle la culpa al diablo y sus secuaces que ser responsables
de nuestros errores.
No existe un “demonio de Envidia” o de “Celo Ministerial”, lo
que existen son personas con “muy baja autoestima” que no toleran
ver a otros crecer en Dios, se quedan rezagados y en vez de levantarse,
codician lo que tienen los demás. (Job.5:2)
No hay “demonio de deudas”, si hay gente “liosa” que toman
más de lo que pueden pagar y se descuidan de sus compromisos. Pero
eso no se llama “demonio”, se llama “mala paga” (Sal.37:21)
No hay demonio de “descarriamiento” o “enfriamiento”, solo
hay personas que descuidan su vida espiritual y han olvidado de
donde Dios les sacó. (1 Cor. 10:12)
No hay “demonio-de-Sueño-en-medio-de-la-predica”, lo que
hay falta de dormir o aburrimiento. Si siente que se está durmiendo,
vaya al baño, lávese la cara con agua fría y será “liberado”.
No hay demonios de “homosexualidad”. Toda desviación
sexual es una obra de la carne. (Rom.1:26,27, Gal.5:18)
No hay “demonio de robo”, si hay personas que nunca han
Extra│191