Anuario Espírita 2007 - ¡Bienvenido a Mensaje Fraternal!
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(subrayamos) No existe vocabulario para la figuración de una experiencia<br />
tan adelantada como esa”.<br />
“En este libro, querido Rómulo, vemos que cada uno de nosotros,<br />
pasada la muerte física y agotado el cáliz de perturbaciones, se verá a sí<br />
mismo, frente a frente –el operario y su obra–, el pensador y sus<br />
pensamientos, el idealista y su ideal, el creador de alguna cosa y esa ‘alguna<br />
cosa creada’. En estas páginas palpitantes de descripciones conmovedoras<br />
de una personalidad espiritual, está un ejemplo para todas las<br />
personalidades en general. Como vemos, la importancia de la colaboración<br />
individual del hombre en la obra de Dios es más destacada de lo que<br />
parece a primera vista. (Subrayamos) Comprendemos ahí que el Evangelio<br />
de Cristo no es un museo de ideas, donde muchos buscan los “fósiles<br />
religiosos” separando edades en la esfera evolutiva. Así, es aquella viña<br />
vigorosa, llena de trabajadores fieles e infieles, dedicados y perezosos,<br />
con un Señor amoroso, pero muy vigilante y que nunca traicionará la<br />
promesa dada “a cada uno según sus obras”, equivalente a la certidumbre<br />
de que cada uno recibirá conforme a la cooperación prestada y según la<br />
calidad de esa misma cooperación. En fin, hijos míos, este trabajo es un<br />
granero que aportará mucho pan espiritual a los que, de hecho, estén<br />
con hambre de alimentación eterna y divina. (Subrayamos) Hacemos votos<br />
para que el autor llegue al término de la etapa con el éxito necesario”.<br />
(Veamos en esta página a cuánto se expone el espíritu, cuando se decide<br />
al intercambio con nosotros… André Luiz, por lo que se desprende del<br />
texto, podría no lograr el éxito que pretendía, y que, ¡gracias a Dios<br />
logró!)<br />
Comentado esto, para que nuestros lectores se sitúen dentro del<br />
contexto que anhelamos narrar, justificando el título de este artículo,<br />
pasemos al capítulo 23, de la obra en cuestión –Nuestro Hogar–, en uno<br />
de cuyos párrafos nos encontramos con interesantísimo material de análisis<br />
y reflexión.<br />
Lisias, respondiendo a ciertas preguntas de André Luiz, esclarece:<br />
“Al inicio de la colonia, por lo que sabemos, todas las moradas se<br />
ligaban con los núcleos de evolución terrestre. Nadie soportaba la ausencia<br />
de noticias de la parentela común. Desde el Ministerio de Regeneración<br />
hasta el de Elevación, se vivía en constante guerra nerviosa. Rumores<br />
alarmantes perturbaban las actividades en general. Pero, precisamente<br />
hace dos siglos, uno de los generosos Ministros de Unión Divina compelía<br />
a la Gobernación a mejorar tal situación. El ex Gobernador, era tal vez<br />
ANUARIO ESPÍRITA 157