Anuario Espírita 2007 - ¡Bienvenido a Mensaje Fraternal!
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permanente en el camino hacia la perfección. Sí todo ello expresará<br />
verdaderamente que DIOS ESTÁ EN NOSOTROS.<br />
Comportándonos de esa manera, podremos identificar que tanto el<br />
Creador habita en nuestro ser, por el tenor de los sentimientos que cultivamos,<br />
mucho más que por la cantidad de diplomas o de conquistas intelectuales que<br />
hayamos obtenido, por más meritorias que estas sean.<br />
Así, la transformación de la Tierra depende mucho menos de los cultos<br />
religiosos y mucho más de la sinceridad de los religiosos. Mucho menos de<br />
los cónclaves intelectuales, con sus interminables discusiones y mucho más<br />
de la acción efectiva de cada persona en la implantación de un sentimiento<br />
más digno dentro de sí, de su hogar, de su colectividad.<br />
¿Quién se imaginaría, en los días actuales, a un gobierno de una nación<br />
rica y desarrollada abdicando de las riquezas de sus propios habitantes para<br />
transformar la vida de otros seres en áreas inhóspitas de otros países? Si nuestro<br />
gobernante propusiese tal medida, ¿qué pensaríamos de él? ¿Por qué no invierte<br />
tales recursos en la mejora de nuestra propia vida, colmándola aún más de<br />
bienes, en vez de empeñar nuestra riqueza en las necesidades de pueblos<br />
distantes y desconocidos? –probablemente, sería este el razonamiento más<br />
esperado de aquellos que estamos viviendo los tiempos del imperio del egoísmo<br />
en el Reino de los Hombres. Si nos inclinamos a pensar de esa manera, ¿por<br />
qué nos llamamos cristianos y defendemos una creencia que nos enseña a<br />
amar a los enemigos? ¿Por qué vamos a los cultos y hablamos de principios<br />
nobles si sólo nos preocupamos en alimentar a los que viven en nuestras casas,<br />
en nuestra propiedad, como cosas que nos pertenecen? ¿Por qué lloramos<br />
arrodillados ante imágenes en las iglesias y pisoteamos al cuerpo caído de<br />
nuestros semejantes que nos extienden las manos en busca de una limosna a<br />
la puerta de salida?<br />
¿Por qué hablamos de espíritus, de vida futura, de leyes de acción y<br />
reacción, de mundo de regeneración, de caridad, si en verdad, incluso los<br />
mismos espíritas, poseedores de revelaciones tan exuberantes acerca del Reino<br />
de Dios, en muchas circunstancias, no hacen otra cosa que reuniones sociales,<br />
convenciones intelectuales, certámenes de palabras, conmemoraciones<br />
festivas, relegando a planos secundarios toda acción efectiva a favor del<br />
prójimo, que transformaría sus corazones en Mies Fecunda donde el Reino<br />
Celeste encontraría bases firmes para instalarse sobre la Tierra?<br />
¿Dónde fecundar mejor tal Reino de Esperanza que en el corazón<br />
afligido del sufridor que se atiende con respeto y amor sinceros? ¿Dónde<br />
establecer más ampliamente el imperio del Bien que en el alma dolorida de<br />
ANUARIO ESPÍRITA 53