Anuario Espírita 2007 - ¡Bienvenido a Mensaje Fraternal!
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“Excluir a las mujeres de las reuniones sería menoscabar su capacidad<br />
de juicio que, la verdad sea dicha, muchas veces lleva ventaja sobre la de<br />
muchos hombres... Por otra parte, ¿No se sabe que los espíritus sólo tienen<br />
sexo al encarnar? Si la igualdad de los derechos de la mujer y del hombre<br />
debe ser reconocida, con mayor razón ella debe ser respetada entre los<br />
espiritistas, pues es certero afirmar que la propagación del Espiritismo<br />
apresurará inevitablemente la abolición de los privilegios que el hombre se<br />
auto concedió… El advenimiento del Espiritismo ha de señalar la era de la<br />
emancipación legal de la mujer”.<br />
Asimismo, Kardec destaca en El libro de los Espíritus:<br />
“Para ser equitativa la ley humana, debe consagrar la igualdad de<br />
derechos entre la mujer y el hombre, y todo privilegio concedido al uno o a<br />
la otra es contrario a la justicia. La emancipación de la mujer sigue al<br />
progreso de la civilización: su esclavitud camina con la barbarie. Por otra<br />
parte, los sexos no se deben más que a la organización física, y puesto que<br />
los espíritus pueden adoptar uno u otro, no existe diferencia entre ellos<br />
sobre este particular, y por lo tanto deben gozar de los mismos derechos”.<br />
De esta manera, Kardec plantea una verdad difícilmente aceptada pero<br />
ineludible: todos, sin excepción, fuimos y seremos mujeres, ya que la elección<br />
del sexo que será parte de nuestra identidad en una existencia determinada,<br />
forma parte del aprendizaje que engloba los lineamientos del plan de vida<br />
que aceptamos en beneficio de nuestro progreso espiritual.<br />
Por lo tanto, si concebimos que esta existencia en la cual encarnamos<br />
como hombres sea la única, podemos justificar el trato cruel y despiadado<br />
contra la mujer como producto de condicionamientos sociales, inmersos dentro<br />
de los cánones de un patriarcado cuyas raíces se remontan a nuestros primeros<br />
pasos dentro de este planeta. No obstante, si aceptamos la reencarnación como<br />
una realidad de la que no podemos sustraernos, miraremos a la esposa, la hija<br />
o la vecina con la consideración que exigiremos para nosotros cuando sea<br />
necesaria que reencarnemos como mujeres.<br />
Del mismo modo, la discriminación hacia las diferencias que es<br />
distintiva de nuestro mundo, evidencia las imperfecciones que nos caracterizan<br />
como seres que aún debemos extinguir de nuestras almas males tan<br />
abominables como el orgullo y el egoísmo, los cuales derivan en intolerancia<br />
para todo aquel que es diferente de nosotros. Cabe esperar, que cuando nuestro<br />
globo ascienda a Mundo de Regeneración, los seres que encarnen en el mismo,<br />
puedan trascender al prejuicio y el desprecio hacia el prójimo, para amarlo<br />
como nuestro hermano, porque Dios nuestro padre nos ama a todos por igual<br />
y espera el mismo amor incondicional entre nosotros.<br />
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ANUARIO ESPÍRITA