Anuario Espírita 2007 - ¡Bienvenido a Mensaje Fraternal!
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mayoría, sino después de haber muerto, conforme a lo que hubieren producido<br />
durante la vida; como, además, no serán perpetuos, es necesario prever todas<br />
las eventualidades.<br />
Es sabido que ellos tendrán una misión múltiple; que serán de todos<br />
los grados de la escala espiritual y se encontrarán en los diversos ramos de la<br />
economía social, donde cada uno ejercerá influencia a favor de las nuevas<br />
ideas, conforme a la particularidad de su posición; que todos, pues, trabajarán<br />
por el ascendiente de la Doctrina, aquí y allí, unos como jefes de Estado,<br />
otros como legisladores, otros como magistrados, sabios, literatos, oradores,<br />
industriales, etc.; que cada uno dará pruebas de sí donde le corresponda ejercer<br />
su actividad, desde el proletario hasta el soberano, sin que nada los distinga<br />
del común de los hombres, A NO SER POR SUS OBRAS. Si a uno de ellos le<br />
correspondiera tomar parte en la dirección, es probable que sea puesto<br />
providencialmente en la posición apropiada, para hacerlo llegar allá por los<br />
medios legales que fueren adoptados; circunstancias aparentemente fortuitas<br />
lo conducirán hasta allá, sin que de su parte haya un designio premeditado, ni<br />
siquiera la conciencia de su misión.<br />
En tal caso, el peor de todos los jefes sería el que se diese por elegido<br />
de Dios. Como no es racional que se admita que Dios confíe tales misiones a<br />
ambiciosos o a orgullosos, las virtudes características de un verdadero mesías<br />
tienen que ser, ante todo, la sencillez, la humildad, la modestia, en una palabra,<br />
el más completo desinterés material y moral. Ahora bien, la sola pretensión<br />
de ser un mesías constituiría la negación de esas cualidades esenciales;<br />
probaría, en aquel que se prevalece de semejante título, o la torpe presunción,<br />
en caso de que hubiese buena fe, o insigne impostura.<br />
No faltarán intrigantes, pseudo-espíritas, que quieran elevarse por el<br />
orgullo, ambición o codicia; otros que alardeen de pretendidas revelaciones<br />
con el auxilio de las cuales procuren destacarse y fascinar a las imaginaciones<br />
demasiado crédulas. Es también de prever que, bajo falsas apariencias, haya<br />
individuos que intenten apoderarse del timón, con la idea preconcebida de<br />
hacer zozobrar el navío, desviándolo de su ruta. El navío no zozobrará, pero,<br />
muy bien podría sufrir perjudiciales atrasos que se deben evitar.<br />
Sin duda, estos son los mayores escollos de los cuales el Espiritismo<br />
necesita preservarse. Cuanto mayor conciencia él adquiera, más celadas le<br />
armarán sus adversarios. Por lo tanto, es un deber de todos los espíritas sinceros<br />
anular las maniobras de la intriga que se puedan urdir, tanto en los pequeños<br />
como en los grandes centros. En primer lugar, deberán ellos, repudiar, del<br />
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ANUARIO ESPÍRITA