Anuario Espírita 2007 - ¡Bienvenido a Mensaje Fraternal!
Anuario Espírita 2007 - ¡Bienvenido a Mensaje Fraternal!
Anuario Espírita 2007 - ¡Bienvenido a Mensaje Fraternal!
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
En el concierto, toqué, entre otras cosas, Pour le piano, de Debussy, y la<br />
Sexta Rapsodia Húngara, de Liszt. Eso fue en 1967. Al finalizar el concierto,<br />
noté que había varias marcas en mis dedos provocadas por los dedales.<br />
Entonces decidí retirarlos, y pasé a aparecer muy poco en público. Estaba<br />
comenzando a quedar algo distanciado de la música. En 1971, hice un recital<br />
Bach-Prokofiev en Nueva York, y al día siguiente el principal crítico del New<br />
York Times, Donald Henahan, me hizo una crítica severa, diciendo que sentía<br />
que yo me estaba tornando errático y que mi mente no estaba enfocada en la<br />
música”. Instado por su empresario en aquella época, Harold Shaw, para que<br />
volviese a presentarse no solo en Nueva York, mas iniciando una turné en<br />
Europa, con la Leningrad Symphony, rechazó la invitación y le dijo, por<br />
teléfono: Estoy fuera de esto, porque no siento nada. Estoy regresando para<br />
Brasil. Gracias por todo. Y prosigue su relato a Dubal: En Brasil, no me<br />
acerqué a un piano durante casi seis años. Retiré el piano de la sala de estar<br />
de casa. Fui a hacer otras cosas, decía que podía tener otra carrera. Hasta<br />
si iba a un bar donde había un pianista tocando, salía. Fue cuando me convertí<br />
en un ejecutivo de un banco. Incluso, llegué a promover conciertos de rock,<br />
luchas de boxeo y cosas así. En 1977, después de ver a Antonio Guedes<br />
Barbosa, un pianista brasileño, por televisión, tocando lindamente una sonata<br />
de Beethoven, se dijo a sí mismo: ¿Por qué no puedo yo tocar esta sonata?<br />
Y cuenta: Ahí, puse el piano de nuevo en la sala, y comencé a trabajar con la<br />
misma furia de siempre. Después de unos siete meses, llamé a Jay Hoffman<br />
en Nueva York y le dije: ‘Jay, estoy tocando de nuevo. Consígame el Carnegie<br />
Hall, porque quiero hacer el Libro I del Clave bien temperado’. Él me alertó,<br />
diciendo: ‘Juan Carlos, usted estuvo apartado por siete u ocho años. Las<br />
personas olvidan rápido’. Pero con su tenacidad, que no lo dejaba lanzarse en<br />
desafío pequeño, acabó, al final del concierto, siendo ovacionado y aplaudido<br />
por el público, por unos doce minutos, considerando: Esta es mi noche. Pocos<br />
conciertos entre 1979 y 1985, habiendo permanecido fuera de oficio por 16<br />
años. Lo que llevó a Dubal a decirle: “¡Fue una carrera extraña!” A lo que él<br />
contestó: Sí. La primera vez, paré a causa del accidente de fútbol. La segunda<br />
vez, a causa de un síndrome de movimientos repetitivos. Y por fin, después de<br />
mi retorno al gran proyecto de grabación de la literatura integral de Bach,<br />
fui asaltado en Sofía, en Bulgaria, por gitanos. Con eso, sufrí un hematoma<br />
cerebral y pensé que realmente quedaría fuera de la actividad para siempre.<br />
Obviamente me desesperé porque había llegado a una excelente condición,<br />
estudiando doce horas por día y practicando jogging regularmente. Bajo mi<br />
forma de ver las cosas, estaba en forma. A los 45 años, llegó a pensar: Quiero<br />
vivir. Quiero viajar, quiero ser una persona normal. Yo ya había sufrido<br />
demasiado. Y entonces regresé a Brasil y créanlo o no, abrí una empresa de<br />
construcción con otras dos personas. En un año, teníamos 600 empleados.<br />
212<br />
ANUARIO ESPÍRITA