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un dia la palma merecida y una fama envidiable
y no comprada.
Todos los artistas, cual más, cual menos, han
debido atravesar períodos de disgustos tales,
que han tenido necesidad de una voluntad enér-
gica ,
total.
para no abandonarse á un desfallecimiento
¿Quién ignora, por ejemplo, los primeros
pasos del célebre Rubini en la carrera teatral?
Vendido al empresario Barbaia, hacia un papel
de segundo tenor, y sin embargo, se vio des-
pedido de la escena, como incapaz de inter-
pretar y sostener una parte secundaria. ¿Quién
hubiese creído entonces que esta llamada nu-
lidad artística debia mas adelante realizar una
revolución en el arle musical con el rayo de su
genio y la potencia de las dotes envidiables con
que le dotó la naturaleza y desarrolló el arte?
Nozzari que lo oyó, supo, sin embargo, descu-
brir los recursos poderosos que se ocultaban
bajo aquella apariencia de nulidad ; y para no
defraudar al arte de un portento tan sublime,
lo instruyó, infundiéndole la ciencia que poseir
en tan alto grado. ¡Pero por cuántas peripeciac
tuvo que pasar antes de obtener el mas mínimo
galardón, por sus constantes fatigas y valerosos