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No pierdan ocasión de oir á los artistas buenos
ó malos: á los primeros para aprender y perfec-
cionarse; á los segundos para evitar los defectos
de que adolecen.
Que se guarden bien de no dejarse arrastrar
por el ímpetu del sentimiento. Que recuerden,
que el artista necesita la expresión y el senti-
miento: que estas dos facultades son enteramente
distintas, en atención á que se puede sentir
mucho , sin saber expresar nada , y vice-versa.
Lo que necesita el artista para conseguir su
objeto, que es el de conmover, es sobre todo la
expresión. Lo que debe observar particular-
mente es que, cuanto mas dueño sea el artista
de dominarse á sí mismo, mayor será el efecto
que produzca en el público. ¡Ay del artista
que se deje dominar del sentimiento que quiere
expresar! No producirá nunca efecto, porque
estará ó mas acá ó mas allá de la verdad. No se
consigue el efecto sino cuando no se sale de los
límites de la verdad : para ello es preciso domar
el sentimiento y refrenarlo. La cabeza ha de
guiar siempre al corazón, reteniendo ó dejando
libres sus ímpetus. Se cree generalmente que
basta sentir para expresar, confundiendo de
esta manera, en una sola, dos facultades especia-