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mas que la incapacidad del que los ejecula, como
, por ejemplo, el apoyo proverbial de la
mano sobre el pecho ó en la empuñadura de la
espada , etc. La acción debe ser natural y la
consecuencia de un sentimiento que parta del
alma; en una palabra, siendo el gesto eminen-
temente elíptico, debe tener una significación
concreta y expresiva. No se trata aquí de aque-
llos movimientos naturales que dan al ademán
gracia y desenvoltura : cuando se dice gesto , se
trata de aquel lenguaje mudo que, unido á la
palabra , la da fuerza y expresión.
En cuanto á las piernas tienen una gran im-
portancia en la acción escénica: ellas son las que
dan al personaje el verdadero carácter de su
edad y condición; pero sus movimientos son tan
variados que no los analizo separadamente. No
teniendo por otra parte la intención de presen-
tar al lector un tratado completo de declamación,
me limito á aconsejar al artista, que ama
lo bastante el arte para dedicarse á él entera-
mente, que se entregue á los cuidados de un
maestro que no se contente con enseñarle tan
solo el accionar, sino que sepa ademas discernir
su aplicación; y así estará seguro de adelantar
sin temor de ser una mala copia de otro. Siendo