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un aliento concluido, que siendo nocivo para la
expresión, puede asimismo perjudicar á la en-
tonación.
Una respiración defectuosa produce además la
consecuencia de cansar pronto al cantante, sobre
todo si ha adquirido el vicio de servirse del pe-
cho como de un fuelle. Apropiar esta acción al
pecho en lugar de aplicarla al diafragma en el
uso del canto, es un error funesto, en el cual
han caido, no solo muchos cantantes, sino
también maestros distinguidos que lo han acon-
sejado. Fácil es comprender que obligando á
•hacer las veces de un fuelle á las paredes ex-
ternas del pecho, que solo debe servir de caja
armónica para la sonoridad de la voz bien apo-
yada , se disminuye la extensión de la cavidad
y se altera la cualidad del sonido, además de la
fatiga inútil que resulta de aquel intempestivo
movimiento. Algunos maestros no han visto*
en esta manera de respirar durante el canto,
mas que uno de aquellos sistemas que podriamos
llamar charlatanescos, propios mas bien para
poner en evidencia á los que lo propagan , que
para reportar un beneficio positivo al alumno en
-el arte del canto.
Si estos maestros se apresurasen á fijar su