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tico y melancólico muy común también en la
mayor parte de los maestros de aquella época.
No trato ahora de enumerar todas las cuali-
dades de los genios que ilustraron la historia
musical de nuestro siglo , cuyos intérpretes son
Rossini, Bellini , Donizetti , Meyerbeer, Mer-
cadante, Auber, Pacini, etc., precursores de
Verdi, que hace tantos años da lustre á su pa-
tria con los destellos de su talento portentoso y
feraz: mis fuerzas y los límites á que estoy re-
ducido al trazar estas cortas páginas , no me lo
permiten. He querido tocar de paso esta cues-
tión con la sola idea de obligar al cantante á
que por sí mismo prosiga sus investigaciones
con un estudio tan provechoso que, aunque no
es indispensable para el complemento de la edu-
cación musical del artista lírico, puede exten-
der sus conocimientos y desarrollar en él, el
estilo y el sentimiento de lo bello.
Al artista cantante está reservado ser el in-
térprete de las inspiraciones del poeta y del
compositor; no le bastará pues poseer el don de
una bella voz y haberla educado para vencer
todas las dificultades del canto, si no añade á
estas condiciones una profunda educación mu-
sical que le permita identificarse con el pensa-
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