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les y distintas. Creo haber dicho lo bastante
para combatir este error tan generalmente ad^-
mitido.
Ahora que he tratado, aunque someramente,
de todos los elementos que concurren para la
formación del artista melodramático, dejo á otros
el cuidado de profundizar mas detalladamente
cada uno de estos diferentes ramos.
He querido simplemente presentar á la aten-
ción de los jóvenes artistas que se sientan con
vocación para un arte tan noble, muchos prin-
cipios que, según mi opinión, son indispensables
para su educación.
Me consideraré feliz si he podido contribuir
á reanimar algún ánimo acobardado, ó dar á
otros la idea de desarrollar mejor que yo el
resultado de nuevas investigaciones en el ter-
eno del arte melodramático, al cual he dedicado
tantos años de mi vida.
Puedan los frutos de mi experiencia aprove-
char á otros, dotando á la Italia, mi patria adop-
tiva, de nuevos y celebrados artistas, que per-
petúen la larga serie de los genios selectos de
esta tierra clásica del canto y de la armonía.
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ccg;^^
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