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nidad , cree saber ya lo bastante para abando-
nar los ulteriores estudios.
Otras veces el artista se plega servilmente
al gusto depravado de un público ignorante
para obtener la satisfacción de verse festejado.
Esto es lisa y llanamente la prostitución del arte.
Como dije anteriormente, el artista debe ser el
sacerdote de su arte, y como tal , cooperar á la
educación del público, dirigiendo hacia lo bello
sus sentimientos y buen gusto. El artista que
busca efectosde relumbrón, abdica sus soberanas
prerogalivas; ¡y desgraciado el que se deje ar-
rastrar voluntariamente por las satisfacciones
del amor propio ó las ostentaciones vanidosas de
un triunfo no merecido!
Aconsejo, pues, á los jóvenes artistas que no
fijen su vista, en los primeros pasos en la escena,
mas que en la progresión de su arte : todas sus
facultades deben concentrarse en este único
objeto. Que traten de enriquecer su repertorio
aceptando papeles serios, semi-sérios ó bufos,
aun cuando no se crean capaces de interpretar-
los; que no piensen en el presente, sino en el
provecho que resultará para ellos, capitalizando,
dia por día, para el porvenir, mediante un es-
tudio incansable y cuotidiano.