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esencialmente sobre la emisión de las vocales, es
necesario que el cantor tenga mucho cuidado
de no desnaturalizar su pronunciación relativa.
Para la , O, como para la , U, solo los labios
son los que deben servir para la modificación
del sonido.
Estas dos vocales requieren por su natura-
leza cerrada mayor intensidad de voz para ma-
nifestarse, é inducen, sin querer, á esforzar la
paredes internas de la garganta : será pues ne-
cesario luchar contra esta tendencia natural,
abandonando la garganta sin la participación de
ningún músculo cuya tensión se manifieste al
exterior. Al principio será difícil conseguirlo,
pero con un poco de constancia no tardará en
vencerse esta dificultad.
Será pues muy útil acostumbrarse particular-
mente á la formación fónica de todas las vocales
y dedicarse á vocalizar sobre cada una de ellas.
Vuelvo á recomendar sin temor de repetirlo
demasiado, que solo la boca, la faringe, la len-
gua y los labios son los que deben modificar el
sonido á voluntad, sin cambiar jamás el punto
de apoyo. Necesitaría mas tiempo y espacio
para desenvolver por escrito todas las reglas
que rigen respecto á la articulación de todas las