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línea divisoria de la peluca con la cara, dándo-
les un solo colorido , con lo cual la ilusión es
completa.
Si el artista ha de caracterizar un papel de
anciano, en lugar de blanquear las cejas como
se acostumbra, debe preferir ponerlas postizas
con el pelo que sirve para las barbas.
Las arrugas no se han de figurar, como se
usa generalmente, con un hierro ennegrecido al
humo. Este modo de caracterizar el rostro no
es natural, porque las arrugas no suelen ser
rectas como resultan por medio del hierro , ni
producen efecto en el teatro : además el negro
no es un color que simpatiza con las gradaciones
de la encarnadura. Para caracterizar bien las
arrugas del rostro, debe tomarse un polvo de
color rojizo, y por medio de un difumino pro-
curar seguir las líneas naturales de las arrugas
del rostro, dándolas así mayor relieve y natura-
lidad ; se toma después un poco de blanco en
pasta, y por medio de un pincel de cerda se ar-
monizan los contornos de las arrugas. Este
blanco servirá para resaltar y al mismo tiempo
dulcificar la dureza de las líneas. Las arrugas
pintadas de esta manera producen una ilusión
maravillosa.