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PERE VIRGILI - Fundació Uriach 1838

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procesos de regeneración biológica representados por la curación de las<br />

enfermedades internas y la cicatrización de las heridas se explicaban pésimamente<br />

desde el modelo representado por el arlefaclo. Por eso no resulta extraño que los<br />

naturalistas, y muy especialmenle los médicos, recibiera11 con interés esia crítica a<br />

la iatromecánica que devolvía a la naturaleza una plaslicidad perdida. restituyéndole<br />

al tiempo una racionalidad que no exigía la claudicación de los sentidos.<br />

El resultado de esla rebelión contra la máquina no estaba, empero. al resguardo de<br />

la crítica. La actitud que pretendía sustituir a la precedente recibiría. a lo largo del<br />

siglo XVIII, el nombre de "vitalismo", por suponer que los seres vivos diferían<br />

cualitativamente del resto de los objetos naiurales a causa de la presencia en ellos<br />

de una "fuerza vital". o un "princinio vital". perceptibles solamente por los<br />

mencionados efectos. Los críbicos de esta naciente acritud basaron su repulsa en el<br />

hecho de que tales "principio" y "fuerza" tenían una condición últimamente<br />

metafísica al ser invisibles e imponderables. A cambio, sus defensores reclamaban<br />

para estos conceptos el mismo respeto que se tributaba a la todavía joven "fuerza de<br />

gravedad". no menos invisible e imponderable. pero cuyos eiectos eran<br />

empíricamente reconocibles. De este modo Newton. al tiempo que santo patrón de<br />

los físicos. se convertía en involuntario protector de unos naturalislas tachados de<br />

metafísico^'^. Parece, en vista de lo anterior. que la skiamachia continúa, aunque<br />

adoptando otros rasgos. Y, sin embargo, las cosas han cambiado, y a mi parecer de<br />

manera sustancial; pues. si para reparar una máquina basta con un mecánico. para<br />

intervenir sobre una naturaleza plástica la técnica no es suficiente. Esa misma<br />

plasticidad de la naturaleza reedita, en el interior del cuerpo humano, la por tantos<br />

conceptos venerable noción de vis naturae medicatrix (fireraa sanadora de la<br />

naturaleza), y puede representar -aunque no siempre sea así- una llamada a la<br />

modestia del médico. El cuerpo, como la naturaleza en su conjunlo y la viviente en,<br />

particular, tiene sus leyes -ya no sus mecanismos-, y el nuevo desafío consiste en<br />

comprender esas leyes para, deiándose guiar por ellas, intentar remediar en lo<br />

posible los desórdenes en que las distintas enfermedades consisten. Para ello es<br />

indispensable converlir la vida misma en problema científico. Hasta este momento.<br />

la vida era el hecho del que se partía, lo puramente dado. y la enfermedad era el<br />

hecho aflictivo y peligroso que se daba. accidenl.almenle, en el curso de esa vida que<br />

l5 AR~UIO1,A. E.: MOWllEL. L. (1993). La comns h las cienci~s nacor8les La medicino en dlr~~sllu del sig!oXVl!l alXlX.<br />

Madrid. CSIC. PP. 36-37. 287. 314.

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