PERE VIRGILI - Fundació Uriach 1838

depresión del saco herniario. Y añade que había hallado semejantes bridas en
hernias antiguas. en donde toma ocasión para advertir a los principiantes la
precaución que en estas especies deben tener. pues, tal vez. creerán haber reducido
el intestino o el epiplon, cuando solamente hayan hecho pasar estas partes de la
primera a la segunda cavidad del saco herniario, o de la más remota a la más
próxima del anillo.
Es aquí de notar que en esta observación, la estrangulación causada por el saco
herniario se hallaba bajo el anillo, o fuera del anillo, pero en la del sujeto (que sirve
de. exemplo a este discurso) estaba en su parte superior o en el interior dc él.
Variedades son estas cuya nolicia y conocimientos son importantisimos para tomar
precauciones tan precisas que el no tomarlas les costará la vida a los enfermos.
Ultimamente no puede haber exemplar más claro que el de nuestra misma
observación, para convencernos que el mismo intestino puede adquirir unas
depresiones viciosas, del mismo modo que el peritoneo, por la detención o
retardación de la salida del anillo del arcade u otra cualquiera parte, por donde haya
de transitar. pues entonces, estagnandose algunos de los succus que transitan por su
substancia. formará una callosidad parecida a la que ocasionaria en los pies el
calzado aprelado. Así puede suceder que llegando a cierto grado la dureza de
aquellos succus estancados, ocasione una compresión a los vasos sanguíneos de su
circunferencia. y consiguientemente la tot.al obturación del intestino. de que
resultará la tercera especie de garrote. o estrangulación causada por la interrupción
de la circuiación de los materiales contenidos en el canal intestinal.
En estos casos. creo que el medio de vencer semeiante causa es las partes
altas de las depresiones del intestino. aproximando los dos extremos de dicho
intestino a la abertura exterior. por medio de la ligadura. así como se ejecuta en el
ano artificial, tomando Mdas las precauciones posibles para contener la sangre de
los vasos del mesenterio, elc. Bien veo que a muchos parecerá temerario intentar
semejante operación, por ser común sentir de los aulores que las heridas de los
intestinos son mortales, y especialmente las dc los tenues.
Pero es evidente que esta regla liene excepciones. como en los casos referidos y
olros que se hallan en los autores. entre los cuales merece especial alención aquel
en que Mr. de la Peronie (A) cortó una grande porción del intestino íleon y sanó el