De buena pluma.pdf - Biblioteca Mexiquense del Bicentenario
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presentó su renuncia ante el Emperador… y el Emperador tuvo a bien<br />
aceptarla. ¡A él, a Cuevas, que eternamente fuera un sólido defensor<br />
de todas las sucias causas conservadoras! En fin, pasó el trámite y llegó<br />
el de nombrar nuevo prefecto. ¿En quién se fijó Maximiliano?… nada<br />
menos que en don Pascual González Fuentes, hijo de González Arratia,<br />
liberal connotado. Bueno es consignar que los liberales le echaron en<br />
cara su adhesión al imperio y que los imperialistas reprocharon al<br />
Emperador que los hubiese relegado, poniendo en el mayor cargo <strong>del</strong><br />
departamento a un enemigo de su causa.<br />
Para colmo, la Presidencia Municipal de Toluca vino a recaer en el<br />
licenciado Prisciliano María Díaz González, liberal moderado y por<br />
mucho tiempo enemigo <strong>del</strong> conserva durismo.<br />
Cuando Maximiliano salió de Toluca, ya la reacción local lo despidió<br />
con menos entusiasmo. Las mentes clericales se llenaron de sospechas.<br />
Ricos y curas habían pensado que el Emperador se echaría en sus<br />
brazos, sintiendo un desprecio descomunal por los sucios liberales.<br />
¿Y qué había sucedido en concreto? Que el Emperador se sentía más<br />
a gusto, más en confianza con gente como González y don Prisciliano.<br />
Tres días antes de llegar a Toluca la reacción estaba inquieta<br />
únicamente por los detalles <strong>del</strong> recibimiento. En el fondo había la<br />
mayor tranquilidad respecto a sus intereses: tres días después de<br />
que Maximiliano salió de Toluca… ya ni los reaccionarios creían en<br />
el Imperio.<br />
p á gi na s e sco gida s de l e s ta do de méx ico<br />
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