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De buena pluma.pdf - Biblioteca Mexiquense del Bicentenario

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En el Valle de Toluca, una de las extensiones más altas <strong>del</strong><br />

mundo, vivimos, como quien dice, en la azotea de la república. Por<br />

toda la Rosa de los Vientos, salvo las altas montañas, toda la tierra<br />

desciende, hacia los mares o hacia las fronteras. Por tanto, nuestro<br />

paisaje presenta singulares características que lo convierten casi en<br />

antípoda de las exuberantes y lujuriosas selvas americanas, adormecidas<br />

bajo los sucesivos y espesos palios de su vegetación de pesadilla.<br />

Pero tampoco es el paisaje inhóspito, desolado y deprimente de los<br />

yermos <strong>del</strong> norte. A cambio es el de uno de los puntos intermedios<br />

entre esos dos disímbolos momentos: ni la jungla que maravilla con<br />

su intrincada grandeza ni el desierto que aterra con su soledad.<br />

<strong>De</strong> todos modos, si no podemos ufanarnos de que nuestro paisaje<br />

pueda volcar en los lienzos de los pintores, aterradoras marejadas<br />

de verdura, árboles gigantescos y exóticas floraciones; ni tampoco<br />

suelos erosionados, candentes arenas, rocas resquebrajadas y cactáceas<br />

de punzantes espinos, sí debe llenarnos de honda satisfacción<br />

saber que nuestro cielo es el más claro, el más transparente y nítido<br />

de nuestro país.<br />

Ahora sí, después de este torpe introito, podemos intentar la<br />

descripción <strong>del</strong> paisaje de nuestra meseta <strong>del</strong> Matlatzinco, diciendo<br />

que dentro <strong>del</strong> incesante cambio de la naturaleza, son dos los colores<br />

—verde y ocre— que, por contraste, se observan en el amplio valle<br />

que atraviesa, a veces bajo un largo túnel de follaje, a veces a campo<br />

abierto, como cinta espejeante, el río Lerma.<br />

En los meses <strong>del</strong> invierno, todo el valle es de ocres, algunos<br />

tendiendo a blanquecinos, y entre los ocres, sotos verdegueantes, y<br />

entre los sotos, pequeños casos de agua, plateados como trozos de<br />

espejo. Diríase, entonces, quitando casi siempre la vegetación <strong>del</strong><br />

p á gi na s e sco gida s de l e s ta do de méx ico<br />

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