De buena pluma.pdf - Biblioteca Mexiquense del Bicentenario
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trae consigo el crecimiento, el progreso y las comodidades que reclaman<br />
las explosiones demográficas.<br />
Tlalpan representó en la periferia de su jurisdicción una zona<br />
agrícola de importancia, ahí se localizan los restos <strong>del</strong> exrancho de<br />
Carrasco en el que nació Luis G. Inclán, el autor de la primera novela de<br />
ambiente mexicano Los Hermanos de la Hoja o mejor conocida como<br />
Astucia. Tlalpan fue célebre, además por la gran feria anual que ahí<br />
se celebraba, y a donde concurrían los tahúres de la época a toda clase<br />
de juegos de azar y a los palenques a donde su Alteza Serenísima, entre<br />
fulleros y pícaros, asistía a las tapadas de gallos, y demás atractivos<br />
de esa verbena popular, ahora página folklórica <strong>del</strong> pasado.<br />
Entre los atractivos naturales de Tlalpan fueron famosas, en tiempos,<br />
las Fuentes Brotantes que pintó con maestría Joaquín Clausell,<br />
y de los historiógrafos que se han ocupado de escribir sobre Tlalpan<br />
merece nuestro recuerdo Manuel Rivera Cambas, quien le dedica un<br />
capítulo especial en su obra México pintoresco, artístico y monumental.<br />
Tlalpan merece un largo artículo que se ocupe no sólo de glosar<br />
sus bellezas naturales, las construcciones que ahí se asientan, de sus<br />
tradiciones y sucedidos notables, así como <strong>del</strong> clima humano que se<br />
desprende de su ambiente, sin embargo, vayan estos detalles sobre<br />
la vida de Tlalpan como un apuntamiento que de algo ha de servir<br />
para continuar llamando la atención sobre uno de los lugares en<br />
donde todavía resulta grato volver los ojos, en una urbe cautiva de los<br />
pro blemas agobiantes que trae consigo una de las explosiones demográficas<br />
más terribles. Ahí, Tlalpan se asoma con sus ojos verdes y<br />
sus manos frescas para ofrecernos unos minutos de paz y de alegría.<br />
Todavía Tlalpan nos ofrece algunos encantos de sabor de provincia.<br />
Sin prisas se puede deambular por esas callecitas y callejones<br />
en donde han permanecido huellas de un ayer en que se localizan<br />
evocaciones <strong>del</strong> pasado tlalpeño: Congreso, Moneda. El Calvario en<br />
su nomenclatura urbana; la casa donde estuvo Morelos, la vieja parroquia<br />
desde la cual el antiguo reloj de la catedral metropolitana contó<br />
con sonoras campanadas las gratas horas de la vida <strong>del</strong> entonces<br />
pueblo recoleto.<br />
de bu e na plu m a