De buena pluma.pdf - Biblioteca Mexiquense del Bicentenario
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es estorbada por el gran prestigio que es lo único que ahora infunde<br />
vida en la comarca.<br />
Apenas, como resto de la piedad famosa que habían alcanzado<br />
sus habitantes gracias al convento, vense sobre las puertas de las<br />
casas unos singulares nichos adornados con flores; el santo, guarecido<br />
tras un cristal, esconde su si lencio. Por su forma caprichosa, por<br />
el insólito vidrio, estos nichos, algunos de ellos pequeñísimos, son<br />
característicos <strong>del</strong> pueblo.<br />
Y el viajero se va aproximando por una tortuosa calleja y el monas-<br />
terio va creciendo a su vista, ensanchando su mole vigorosa, amarilla;<br />
realzándola sobre el cielo azul, y también amarillas son las casas <strong>del</strong><br />
pueblo. Se diría que han surgido por milagro <strong>del</strong> suelo, conservando<br />
sus mismos matices. y casi así es, en efecto. Observemos cualquier<br />
muro de los que nos rodean; están construidos con si llares de algo<br />
muy parecido al tepetate, aunque de grano más fino y de mayor resis-<br />
tencia; es una arenisca compacta, un intermedio entre el tepetate y la<br />
piedra que ofrece grandes ventajas en la construcción por su ligereza<br />
y por la facilidad en su obtención y manejo.<br />
Pero ya la iglesia <strong>del</strong> convento se ofrece a nuestras miradas en todo<br />
su esplendor. Lo que admira desde luego es la enorme altura de la torre<br />
y de la fachada principal. Situada en una pequeña elevación, la iglesia<br />
señorea los contornos, y las escalinatas que hay que subir para alcanzar<br />
su atrio contribuyen a aumentarle su altura. Observada con más<br />
detenimiento, la iglesia produce la impresión de una gran vetustez de<br />
conjunto comparada con la magnificencia de la fachada y de la torre.<br />
La iglesia es, en efecto, an terior en un siglo a la fachada, y bastaría para<br />
indi cárnoslo esa ancha faja de arabescos realizados en estuco, que ciñe<br />
todo el contorno <strong>del</strong> templo en su parte superior y desciende en el<br />
centro <strong>del</strong> ábside en una hermosísima cruz. Son idénticos a los que<br />
cubren las fachadas de las casas que en México comenzaron a ser cons-<br />
truidas a fines <strong>del</strong> siglo xvi, y constituyen una de tantas influencias<br />
orientales que nos legó la Metrópoli. Es asimismo anterior la portada<br />
la teral que oculta su modestia entre los macizos contrafuertes; repro-<br />
duce el tipo común de portadas, con su nicho superior rematado por<br />
de bu e na plu m a