dimensiones individuales y culturales

EL PENSAMIENTO DE LOS APRENDIENTES
roces entre los diversos elementos
y para que el grado
de motivación sea alto: la
negociación entre alumno y
profesor a lo largo de todo el
proceso sobre los contenidos
que se tratan y sobre el
propio proceso.
– Para propiciar el cambio en
las creencias de los aprendientes
es preciso que se
vean confrontados a situaciones
y experiencias de
aprendizaje que les hagan
cuestionarse las creencias
que traen al aula, es decir, es
necesario algún tipo de
innovación pedagógica o
metodológica. Inmersos en
una nueva situación y ante
la necesidad de reajustar sus
creencias a lo que encuentran
en el aula, los aprendientes
se ven obligados primero
a reflexionar sobre
ellas. Esta reflexión es el
principio de todo cambio de
creencias.
– Es muy probable que las creencias
de los profesores incidan
en las de sus alumnos,
por lo que no será posible
plantear un cambio en las
creencias de éstos sin tener
en cuenta las de sus profesores.
Si hasta ahora hemos tratado el
conflicto potencial entre las
«racionalidades» de los alumnos
y las metodológicas, pasaremos
ahora a dedicarnos, más brevemente,
a los posibles roces que
pueden surgir entre las «racionalidades»
socioculturales, determinadas
por el contexto de aprendizaje
en el que se encuentran los
alumnos, y las metodológicas. Es
éste un ámbito también sumamente
complejo, como ya señala
Prabhu [1990] al intentar dilucidar
las relaciones de dependencia
entre los factores contextuales y
los métodos instruccionales. De
la interacción de estos dos factores
surge lo que Ian Tudor llama la
«realidad pedagógica de la metodología»,
es decir, la forma tangible
en la que dicha metodología
se refleja en cada aula en particular,
ya que no podemos considerar
la metodología como un ente
abstracto, sino como una realidad
susceptible de ser interpretada y
experimentada por aprendientes y
por profesores concretos [Tudor,
2001].
Ya hemos aludido en el capítulo
dedicado a las culturas de
alumnos al enfoque ecológico,
cuyo objetivo es atender a los
procesos y fenómenos que se dan
en el aula como integrantes de un
entorno en el que se enmarcan. Es
decir, no es adecuado considerar
lo que ocurre en el aula como si
sucediera en una especie de
vacuum sin relación ninguna con
la realidad sociocultural exterior.
Refiriéndose directamente a la
metodología, Tudor [1996] propone
una «adaptabilidad» de los
enfoques y procedimientos de
enseñanza al contexto en el que
profesor y alumnos están inmer-
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