10.05.2013 Views

abril 2010 2 - Hello Valencia

abril 2010 2 - Hello Valencia

abril 2010 2 - Hello Valencia

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

LA CUCHARILLA Y EL TENEDOR<br />

Por Fátima de Alí-Khan<br />

Hay un aspecto de la cubertería que me divierte. Alguien podrá<br />

comentar que la cubertería no es divertida, pues su función<br />

dista mucho del humor, siendo la primera y principal ayudar al<br />

comensal a transportar los alimentos desde el plato a la boca.<br />

Pero con un poco de imaginación ciertos cubiertos son entretenidos.<br />

Los encontramos al final de la comida, en el postre,<br />

siendo indiferente que sea fruta o repostería.<br />

Me llama la atención que la cucharita tradicional sea siempre<br />

más corta que el tenedor. ¿Por qué? ¿O es que la cucharita tiene<br />

menos derechos que el tenedor? Esta discriminación no ayuda,<br />

por la falta de paridad, a enfrentarse al postre.<br />

De un tiempo a esta parte, se observa que en muchos restaurantes,<br />

incluidos los de precio alto, sólo ponen un cubierto<br />

(cucharilla o tenedor) para comer el postre cuando pertenece<br />

al ramo de lo dulce. ¿Qué sucede? Que hay que trabajar mucho<br />

más para conseguir trasladarlo del plato a la boca. Muy a<br />

menudo, por tanto, hay que ayudarse disimuladamente con los<br />

dedos de una de las dos manos. ¿Por qué hemos llegado a este<br />

extremo? Tal vez porque los hosteleros se ahorran así tener más<br />

piezas en stock, gastan menos en detergente y se acumula un<br />

número inferior de cubiertos para el friegue.<br />

De otro lado, las cucharillas alimentan últimamente las inquietudes<br />

escultóricas contemporáneas, fenómeno que incluye a<br />

las vajillas. Vivimos tiempos de “vajillas Calatrava”. Como todo<br />

está ya pintado, esculpido, novelado y musicado, el arte se ha<br />

refugiado en platos, platitos, fuentes, soperas, teteras o saleros.<br />

A menudo, algunos platos recuerda a las naves espaciales y los<br />

platillos volantes.<br />

No está en mi ánimo dar ideas a nadie. Pero con las cucharillas<br />

de postre que se doblan a poco que se fuercen, existe la posibilidad<br />

de construir obras de arte muy originales, en la propia<br />

mesa. Si a veces pido para postre tarta al whisky o crocanti es<br />

para darles formas artísticas a esas flexibles cucharitas populistas.<br />

En un instante es factible levantar, en miniatura, y con<br />

mirada contemporánea, la torre Eiffel.<br />

Actuando así, sobre todo en los restaurantes playeros de arroces<br />

y sangría, he esculpido obras que, si una tuviera fama, estarían<br />

en más de un museo contemporáneo, sin desmerecer de<br />

las tuberías de gas ciudad o la chapa de automóviles para el<br />

desguace que forman parte de eso que los críticos de arte denominan<br />

“instalaciones”. Antiguamente, las instalaciones eran<br />

cosa de los fontaneros y los electricistas.<br />

El mago Uri Geller doblaba mentalmente cucharillas y tenedores<br />

de postre en la televisión de los años 70. Lo hacía sin más objetivo<br />

que asombrar a los espectadores. El caso es que sigo sin<br />

averiguar por qué la cucharilla tradicional y popular de postre<br />

es más corta que el tenedor, su acompañante. Tampoco es que<br />

me quite el sueño.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!