Elementos Nº 39 DEMOCRACIA I - El Manifiesto
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<strong>El</strong> problema de la democracia en la<br />
modernidad ha acabado, entonces, según la<br />
gran mayoría de sus exegetas, en una "crisis"<br />
de la democracia.<br />
En efecto la democracia heredada de la<br />
revolución francesa se ha revelado una<br />
democracia individualista e inorgánica,<br />
arrastrada por el mecanicismo de la<br />
partitocracia (es decir por el monopolio de la<br />
representatividad democrática por parte de<br />
los partidos políticos) que todavía no logra<br />
encauzar la complexa multiplicidad social<br />
de la era contemporánea en un régimen<br />
auténticamente y dinámicamente<br />
representativo; come atestigua la fuerte<br />
desafección hacia las actividades políticas<br />
partidarias y los procesos electorales;<br />
desafección manifestada por extensas capas<br />
sociales, especialmente las juveniles. De aquí<br />
las crisis recurrentes de los regímenes<br />
políticos erigidos sobre las elucubraciones<br />
abstractas de la "voluntad general" (sean<br />
ellos regímenes de corte vétero- liberistas o<br />
vétero-socialistas) y que nos obligan a<br />
plantear una distinta articulación política de<br />
la sociedad actual, acorde con la<br />
complejidad social y los desafíos éticos,<br />
culturales y socioeconómicos de nuestra era<br />
convulsionada. Lo que implica una<br />
reformulación de la democracia, empezando<br />
por una aproximación histórica que nos<br />
permita ahondar sintéticamente el<br />
significado original autentico de la<br />
democracia en el contexto de la civilización<br />
greco-romana que la inventó y la<br />
experimentó.<br />
Morfología de la democracia clásica<br />
versus democracia moderna<br />
Entre los antiguos griegos, el demos en el<br />
cual radicaba la democracia, expresaba no el<br />
pueblo, come entidad indiferenciad<br />
constituida por individuos, sino al pueblo<br />
organizado, radicado en un territorio<br />
determinado. <strong>El</strong> Demos, entre los griegos,<br />
indicaba además el pueblo "distribuido" en<br />
los barrios (los demí). En cierta medida -<br />
como bien destaca al respeto Alain de<br />
Benoist - el demos coincidía con el ethnos; por<br />
le tanto la democracia clásica era relacionada<br />
más con la polis, es decir con la comunidad<br />
organizada, que con el hombre individual.<br />
Tanto es así que el polites (el ciudadano<br />
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dotado de afiliación familiar y pertenencia<br />
social) conformaba la polis, pero no el idiotes<br />
(el no-ciudadano, sin pertenencia o<br />
afiliación). La polis, por consiguiente, era<br />
constituida sólo por quienes pertenecían a<br />
una patria, tenían un territorio y guardaban<br />
un pasado [5].<br />
Pero el polites griego es también<br />
eleutheros, esto es: hombre libre. <strong>El</strong> vocablo<br />
griego eleutheros - como el latino líber -<br />
deriva del radical indoeuropeo leudh que<br />
termina por designar la "gente", como<br />
atestiguaría la palabra del idioma eslavo<br />
antiguo ljudú (pueblo) y el alemán leute<br />
(gente). Entonces, para los antiguos griegos<br />
la palabra libertad no evocaba la<br />
emancipación desde una determinada<br />
colectividad; el vocablo "libertad" más bien<br />
destacaba el sentido de activa pertenencia a<br />
la polis (es decir: participar y debatir en las<br />
asambleas ciudadanas, votar las<br />
magistraturas políticas, etcétera).<br />
De aquí se desprenden unas enseñanzas<br />
que todavía están vigentes.<br />
Primero, < Al lado de la "libertadautonomía"<br />
de la persona individual existe<br />
la "libertad-participación" del ciudadano<br />
ejercida al interior de la polis por el demos.<br />
Segundo. Condición previa existencial de<br />
la libertad, es la independencia de la polis<br />
que garantiza la libertad del pueblo (el<br />
demos) y ampara, a su vez, la libertad del<br />
ciudadano (el polites), porque no hay<br />
hombres libres en una sociedad que carezca<br />
de libertad.<br />
Como nos enseña Cicerón, hasta la<br />
legalidad brota de la libertad: Legum serví<br />
sumus ut líber esse possimus "Somos<br />
servidores de las leyes para poder ser<br />
hombres libres" {Pro Cluentio, 53).<br />
Tercero. Protagonista principal de la<br />
democracia clásica no es el hombre uti<br />
singulus - como en la democracia<br />
individualista moderna - sino el ciudadano<br />
uti socius; denominado también "animal<br />
políticus" por Aristóteles en cuanto<br />
"individuo social" y definido sucesivamente<br />
por la antropología social del cristianismo<br />
"ser personal", genéticamente orientado a<br />
relacionarse con los demás para realizar con<br />
ellos la Civitas en su máxima potencialidad.