Elementos Nº 39 DEMOCRACIA I - El Manifiesto
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de uno o de muchos individuos; es el<br />
derecho de decir su opinión, de escoger su<br />
industria, de ejercerla, y de disponer de su<br />
propiedad, y aun de abusar si se quiere, de<br />
ir y venir a cualquier parte sin necesidad de<br />
obtener permiso, ni de dar cuenta a nadie de<br />
sus motivos o sus pasos; es el derecho de<br />
reunirse con otros individuos, sea para<br />
deliberar sobre sus intereses, sea para llenar<br />
los días o las horas de la manera más<br />
conforme a sus inclinaciones y caprichos; es,<br />
en fin, para todos, el derecho de influir o en<br />
la administración del gobierno, o en el<br />
nombramiento de algunos o de todos los<br />
funcionarios, sea por representaciones, por<br />
peticiones o por consultas, que la autoridad<br />
está más o menos obligada a tomar en<br />
consideración".<br />
Para los antiguos, la libertad "consistía<br />
en ejercer colectiva pero directamente<br />
muchas partes de la soberanía entera; en<br />
deliberar en la plaza pública sobre la guerra<br />
y la paz; en concluir con los extranjeros<br />
tratados de alianza; en votar las leyes,<br />
pronunciar las sentencias, examinar las<br />
cuentas, los actos, las gestiones de los<br />
magistrados, hacerlos comparecer ante todo<br />
el pueblo, acusarlos, y condenarlos o<br />
absolverlos. Pero, al mismo tiempo que era<br />
todo esto lo que los antiguos llamaban<br />
libertad, ellos admitían como compatible<br />
con esta libertad colectiva la sujeción<br />
completa del individuo a la autoridad de la<br />
multitud reunida. No encontraréis en ellos<br />
casi ninguno de los beneficios y goces que<br />
hemos hecho ver que formaban parte de la<br />
libertad en los pueblos modernos".<br />
Entre los antiguos, el individuo,<br />
soberano en los negocios públicos, era<br />
esclavo en todas sus relaciones privadas. <strong>El</strong><br />
origen de esta diferencia esencial entre los<br />
antiguos y los modernos la encuentra<br />
Constant en el respectivo ‘valor que tenían<br />
para ellos la guerra y el comercio. La guerra<br />
es el impulso, y el comercio el cálculo. En la<br />
época moderna, éste ha sustituido a aquélla.<br />
<strong>El</strong> comercio inspira a los hombres un vivo<br />
amor por la independencia individual y<br />
satisface sus deseos y necesidades sin la<br />
intervención de la autoridad. Los modernos<br />
ya no podemos gozar de la libertad de los<br />
antiguos. Mientras la libertad de los<br />
antiguos se componía de la participación<br />
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activa y constante en el poder colectivo, la<br />
libertad moderna se compone del goce<br />
pacífico y de la independencia privada. <strong>El</strong><br />
resarcimiento que los antiguos obtenían de<br />
la conseivación de sus derechos políticos ya<br />
no existe para los modernos. "Perdido en la<br />
multitud el individuo, casi no advierte la<br />
influencia que ejerce; jamás se conoce el<br />
influjo que tiene su voluntad sobre el todo, y<br />
nada hay que acredite a sus ojos su<br />
cooperación”. Los modernos debemos ser<br />
más adictos que los antiguos a la<br />
independencia individual, pues cuando<br />
éstos sacrificaban su independencia<br />
individual a los derechos políticos, daban<br />
menos para obtener más, mientras que los<br />
modernos, haciendo el mismo sacrificio,<br />
perderíamos más para lograr menos. La<br />
libertad para los modernos consiste en las<br />
garantías concedidas por las instituciones<br />
para la seguridad de sus goces privados.<br />
Constant reprocha a Rousseau, pese a<br />
reconocerle un genio sublime y estar<br />
animado por el amor más puro a la libertad,<br />
el haber dado pretextos muy funestos para<br />
establecer un nuevo género de tiranía, al<br />
transportar a los tiempos modernos una<br />
extensión del poder social y de la soberanía<br />
colectiva.<br />
Constant defiende la verdad de los<br />
principios siguientes:<br />
- “La independencia individual es la<br />
primera necesidad de los modernos; por<br />
consiguiente, no se puede pedir el sacrificio<br />
de ella para establecer la libertad política".<br />
- “Ninguna de las muchas instituciones<br />
tan decantadas que en las repúblicas<br />
antiguas oprimían de algún modo la libertad<br />
individual, es admisible elos tiempos<br />
modernos". Ambas libertades son<br />
necesarias, pero la primera no garantiza la<br />
segunda.<br />
- "Pretender de los pueblos en nuestros<br />
tiempos que sacrifiquen, como los antiguos,<br />
la totalidad de su libertad individual a la<br />
política, es el medio más seguro de<br />
apartarlos de una para quitarles bien pronto<br />
la otra. He aquí cómo mis observaciones no<br />
se dirigen de modo alguno a disminuir el<br />
precio de la libertad política".