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JUAN ARANZADI - Prisa Revistas

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stados Unidos, bajo los dos mandatos<br />

de Bill Clinton, ha tenido el periodo<br />

de expansión económica más<br />

dilatado y profundo de la historia contemporánea.<br />

Cuando la expansión estaba<br />

a punto de ser centenaria en relación al<br />

número de meses continuados de crecimiento,<br />

el semanario Business Week calificó<br />

esa etapa, que estaba haciendo compatible<br />

el fuerte crecimiento con el equilibrio<br />

macroeconómico (baja inflación,<br />

pleno empleo, cuentas públicas saneadas,<br />

etcétera), de “nueva economía” (a partir<br />

de ahora, NE). Había nacido otro paradigma,<br />

sin duda el más significativo desde<br />

el keynesianismo.<br />

En su inicio, uno de los economistas<br />

más críticos con el concepto de NE fue el<br />

norteamericano Paul Krugman, que expresaba<br />

sus dudas de que llegase a ser un<br />

modelo novedoso que hubiera acabado<br />

con la teoría de los ciclos económicos y le<br />

quitaba solemnidad. Irónico, escribía<br />

Krugman en uno de sus artículos en medio<br />

de la última crisis financiera de 1997:<br />

“Supongamos que compraran ustedes un<br />

ejemplar del manual más vendido de economía<br />

internacional. ¿Qué diría sobre la<br />

manera de afrontar una pérdida semejante<br />

de confianza de los inversores internacionales?<br />

En realidad, poca cosa. Créanme:<br />

soy el coautor de ese manual” 1 E<br />

. El<br />

profesor del Instituto Tecnológico de<br />

Massachusetts (MIT) intentaba reflejar la<br />

crisis de la teoría económica, que veía<br />

aparecer un nuevo paradigma sin que se<br />

hubiesen establecido previamente las bases<br />

teóricas de llegar a él. Heilbroner y<br />

Milberg han descrito la crisis de la teoría<br />

económica como consecuencia de la ausencia<br />

de una visión de conjunto de los<br />

1 William Pfaff: ‘The Crunch Has a Massage for<br />

Europes Central Bank’, en Internacitional Herald Tribune,<br />

16 de octubre de 1998.<br />

QUIENES TIENEN<br />

TENDRÁN MÁS<br />

JOAQUÍN ESTEFANÍA<br />

conceptos políticos y sociales de los que,<br />

en última instancia, depende la economía.<br />

Describen la “impecable elegancia” a<br />

la hora de exponer los términos de lo que<br />

acontece, acompañada de una “absoluta<br />

inoperancia” en cuanto a su aplicación<br />

práctica. “La fuerte teorización del presente<br />

periodo alcanza un grado de irrealidad<br />

que sólo se puede comparar con la escolástica<br />

medieval” 2 . Hasta que el contexto<br />

social del comportamiento económico<br />

no sea reconocido de forma abierta, la teoría<br />

económica será incapaz de tener un<br />

papel útil como intérprete de las perspectivas<br />

humanas. La teoría tiene influencia<br />

en los ciudadanos cuando su visión moviliza<br />

las simpatías morales; el keynesianismo<br />

fue incapaz de dar un tratamiento coherente<br />

a la inflación, paralelo al desempleo,<br />

y fracasó al aparecer en el horizonte<br />

el concepto de estanflación. Pero hasta<br />

ahora, el descrédito keynesiano no había<br />

producido un paradigma lo suficientemente<br />

potente para reemplazarlo; el monetarismo,<br />

las expectativas racionales, la<br />

economía de la oferta, el neoclasicismo…<br />

buscaron sin éxito proporcionar un nuevo<br />

punto de vista intelectual dominante. Así,<br />

en los albores de un nuevo milenio aparece<br />

la NE con promesas de bienestar universal.<br />

En su tradicional Estructura de las<br />

revoluciones científicas, escribe Thomas<br />

Kuhn: “Una revolución teórica sólo tiene<br />

lugar cuando frente al paradigma en crisis<br />

contamos con un paradigma teórico alternativo”<br />

3 . Éste no es el caso todavía.<br />

La NE puede definirse como una<br />

mezcla de crecimiento económico sin inflación,<br />

gracias a la aplicación de las nue-<br />

2 Robert Heilbroner y William Milberg: La crisis<br />

de visión del pensamiento económico, pág. 22. Paidós<br />

Editorial, Barcelona, 1998.<br />

3 Thomas Kuhn: Estructura de las revoluciones<br />

científicas, pág. 60. Fondo de Cultura Económica,<br />

México, 1990.<br />

vas tecnologías y a la eliminación global<br />

de las barreras comerciales, así como al libre<br />

movimiento de capitales. Algún analista<br />

(Robert Samuelson, en The Washington<br />

Post) ha hecho una descripción más<br />

psicologista: “Parece ser principalmente<br />

un estado mental: una convicción de que<br />

a través de las maravillas de la tecnología,<br />

la economía ha entrado en un estado de<br />

permanente éxtasis. Todo es una promesa<br />

y no hay peligros”. Ese estado mental incluía<br />

la tesis del final de los ciclos económicos<br />

(sucesivas expansiones y contracciones<br />

económicas: depresión, recuperación,<br />

auge y recesión); la NE, en su<br />

versión más épica, rompe con la idea de<br />

que el crecimiento tiene su final y, en sentido<br />

contrario, incorpora la de que puede<br />

haber un crecimiento continuo.<br />

En la valoración de la NE se distinguen<br />

los que opinan que el centro de la<br />

misma es la flexibilidad de las herramientas<br />

económicas que comporta, y los que<br />

inciden con más énfasis en la revolución<br />

tecnológica que la acompaña: la difusión<br />

radical y la utilización generalizada de<br />

nuevas tecnologías del conocimiento. Lo<br />

comparan a momentos históricos como la<br />

aparición de la máquina de vapor, de la<br />

electricidad o del ferrocarril; episodios<br />

que han tenido lugar en la historia en<br />

muy pocas ocasiones y que han inducido<br />

cambios profundos en los procesos de<br />

producción y comercialización, en los<br />

mercados y en las instituciones, con la<br />

multiplicación de los productos y de los<br />

servicios a disposición de los ciudadanos.<br />

La polémica académica consiste en si<br />

fue antes la tecnología o la economía; si la<br />

incorporación de las nuevas tecnologías de<br />

la información, y en particular la infraestructura<br />

que proporciona Internet, lleva<br />

irremediablemente a una adaptación de<br />

las funciones de producción, distribución,<br />

comercialización y organización de las empresas.<br />

O al revés: si una mayor flexibiliza-<br />

14 CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA n Nº 105

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