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JUAN ARANZADI - Prisa Revistas

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cualquier disminución de su control sobre<br />

una materia religiosa. Consecuencia<br />

práctica: ante esta imposibilidad de ejercer<br />

su religión como las otras, la “comunidad<br />

musulmana”, muy fragmentada,<br />

muy estrechamente controlada por los países<br />

de origen, es víctima de un racismo<br />

poderoso y de un desprecio latente.<br />

En Holanda, el Estado privilegia un<br />

reconocimiento estrictamente igualitario<br />

de todas las religiones. La ambigüedad de<br />

su actitud reside, sin embargo, en la ausencia<br />

de una definición estricta de las relaciones<br />

que el Estado debe mantener con<br />

la religión en general (financiación, control,<br />

etcétera). El islam se beneficia del<br />

mismo estatuto que las otras religiones:<br />

posibilidad de prestar juramento sobre el<br />

Corán como sobre la Biblia; misma regulación<br />

para la llamada a la oración y para<br />

las campanas cristianas; idéntico estatuto<br />

para las escuelas islámicas (que son 30),<br />

que se benefician, como el resto, de financiación<br />

pública. Ventajas idénticas para<br />

las mezquitas (400) y para las iglesias.<br />

Y los problemas que se le presentan al is-<br />

Nº 105 n CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA<br />

lam, por ejemplo la financiación de la<br />

formación de los imanes, se le pueden<br />

presentar igualmente a las otras religiones.<br />

Esta normalización del islam en Holanda,<br />

país ejemplarmente protestante y tradicionalmente<br />

tolerante, es todavía más significativa<br />

porque, como he dicho más<br />

arriba, los musulmanes apenas representan<br />

el 4,5% de la población total.<br />

En Gran Bretaña, la situación es totalmente<br />

opuesta. El Estado es confesional.<br />

Pero hasta ahora el islam ha sido<br />

siempre marginado y hasta despreciado.<br />

La obsesión antiislámica es tan fuerte que<br />

hizo falta un informe oficial en 1998 sobre<br />

la “islamofobia” para llamar la atención<br />

de los poderes públicos. Desde hace<br />

dos años, éstos intentan favorecer con diversas<br />

medidas una mejor integración de<br />

los musulmanes. Así, los programas escolares<br />

deben ahora tener en cuenta la diversidad<br />

religiosa: la creación de escuelas<br />

musulmanas, financiadas por el Estado, a<br />

la manera de los centros judíos y cristianos,<br />

fue autorizada en 1998; finalmente<br />

se han dado títulos nobiliarios a dos pares<br />

SAMI NAÏR<br />

musulmanes de la Cámara de los Lores.<br />

Sin embargo, estas reformas son demasiado<br />

recientes para que se pueda hacer un<br />

balance de las mismas.<br />

En segundo lugar, la variable de los<br />

Estados de origen de los inmigrantes<br />

En todos los lugares aparecen las mismas<br />

tendencias. Los Estados de origen buscan<br />

controlar a sus nacionales a través de su<br />

propia inserción en la organización del islam<br />

en el país de acogida. Además, con<br />

frecuencia entran unos con otros en las<br />

lógicas de competencia (es el caso de<br />

Francia, donde Argelia y Marruecos se<br />

disputan el control de las múltiples organizaciones<br />

que federan a los musulmanes).<br />

Ayer estos Estados inducían a sus<br />

nacionales a no integrarse en el país de<br />

acogida (es el caso sobre todo de Marruecos:<br />

podemos recordar al rey Hassan II<br />

declarando que estaba de acuerdo... ¡con<br />

Le Pen!) para asegurarse la fuente de ingresos<br />

asociada al trabajo inmigrado. Hoy,<br />

la situación ha cambiado, y esos mismos<br />

Estados apoyan discretamente la voluntad<br />

de los inmigrados de acceder a la nacionalidad<br />

del país de acogida mientras intentan<br />

controlarles a través de la pertenencia<br />

religiosa. El objetivo es ganar influencia<br />

en el interior de los países de acogida a<br />

través de una inmigración confesionalmente<br />

cautiva. De este modo, en Alemania<br />

la organización más importante de<br />

asociaciones musulmanas y de mezquitas<br />

turcas, la DITIB (Diyanet Isleri Turk Islam<br />

Birligi), depende directamente del primer<br />

ministro turco, a través de los consulados<br />

turcos en Alemania. Esta asociación<br />

trae además a sus imanes directamente de<br />

Turquía. Marruecos, Argelia, Arabia Saudí,<br />

Pakistán, actúan más o menos de<br />

acuerdo con la misma estrategia.<br />

Por último, la variable del juego de los<br />

movimientos islamistas<br />

Sería especialmente ingenuo subestimar la<br />

capacidad de crear conflicto de estos movimientos.<br />

Aprovechándose de la disgregación<br />

de los colectivos sociales clásicos (partidos,<br />

clases, etcétera), de la polémica reconstrucción<br />

de la identidad en torno a la<br />

etnia o la religión, motivada por la exclusión<br />

de la que los inmigrantes musulmanes<br />

son frecuentemente víctimas, estos movimientos<br />

intentan obtener apoyos mediante<br />

la movilización de los musulmanes por su<br />

causa. Se apoyan especialmente en la juventud<br />

marginalizada y desorientada de los<br />

barrios periféricos. De este modo, de nuevo<br />

en Alemania, la segunda federación de<br />

asociaciones musulmanas en importancia,<br />

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