JUAN ARANZADI - Prisa Revistas
JUAN ARANZADI - Prisa Revistas
JUAN ARANZADI - Prisa Revistas
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
LA IRLANDA SOCIALISTA DE JAMES CONNOLLY<br />
una mera exportación inglesa que<br />
ha corrompido la arcadia y el genuino<br />
carácter nacional irlandés.<br />
La clase propietaria católica que<br />
constituye el sostén básico del<br />
constitucionalismo autonomista<br />
es considerada como no irlandesa<br />
por pretender acomodarse a la estructura<br />
capitalista imperial. Es<br />
decir, al pretender aceptar un sistema<br />
económico foráneo, esa clase<br />
media traiciona el espíritu nacional<br />
irlandés. Considerando éste<br />
con los rasgos exclusivos<br />
anteriormente planteados: gaélico,<br />
anglófobo y socialista. El pueblo<br />
trabajador irlandés imaginado<br />
como auténtico depositario del<br />
carácter nacional tiene la misión<br />
histórica de rescatar la arcadia nacional<br />
perdida.<br />
Desde su nativismo esencialista,<br />
dibuja la sociedad gael como<br />
un cuadro platónico:<br />
“Esta sociedad, cuyas leyes eran codificadas<br />
a través del sistema Brehon,<br />
concebía sólo la propiedad comunal de la<br />
tierra. La propiedad privada sólo existía<br />
en pequeñas esferas de la vida social. La<br />
unidad básica era la tribu. El líder de la<br />
tribu era ajeno al concepto de primogenitura.<br />
Era un simple representante de<br />
una sociedad libre. Aunque el control<br />
nominal de la tierra pudiera estar en manos<br />
del líder, en la práctica estaba en manos<br />
de la totalidad de la tribu”.<br />
El capitalismo y el feudalismo<br />
son una mera imposición inglesa:<br />
“El poder inglés y los subsiguientes<br />
parlamentos de Dublín, fueron los garantes<br />
del feudalismo y la propiedad privada<br />
de la tierra. Impusieron un sistema<br />
antagónico al propio de la sociedad de<br />
clanes celta y la propiedad comunal de la<br />
nes los diferentes clanes debían obediencia<br />
y fidelidad política. La ausencia del concepto<br />
de primogenitura agudizaba las tensiones<br />
y las luchas intestinas entre los clanes<br />
más poderosos por el control del poder en<br />
la isla. La lengua gaélica carecía de connotación<br />
política alguna; nunca definió vínculos<br />
de fidelidad política nacional o étnica.<br />
En el orden gaélico de la Irlanda del siglo<br />
XVI “el término extranjero se aplicaba al enemigo<br />
inglés, pero también a todo aquel que<br />
amenazaba las tierras de la nobleza local. La<br />
conciencia gaélica venía definida por un arcaismo<br />
aristocratizante localista. No existía<br />
nada similar a una conciencia nacional. El<br />
canto agónico del bardo celta era una llamada<br />
al mantenimiento de un ideal aristocrático<br />
localista, una llamada al statu quo, no<br />
una llamada de unidad nacional”. Véase<br />
R. F. Foster: Modern Ireland 1600-1972,<br />
pág. 43. Penguin Books, Londres.<br />
tierra. Un sistema que bien podríamos<br />
considerar como la marca de la libertad<br />
política y social, que una vez tuvo un<br />
pueblo 11 ”.<br />
La Nueva Irlanda de Connolly<br />
implica acabar con todos los rasgos<br />
de conquista; en los ámbitos<br />
político, social y cultural. Implica,<br />
en definitiva, el retorno a la esencia<br />
de una antañona y esplendorosa<br />
sociedad gaélica.<br />
“Somos socialistas, porque vemos en<br />
el socialismo no solamente el principio<br />
moderno que venía implícito en las leyes<br />
brehonas de nuestros ancestros, sino porque<br />
también consideramos que es el único<br />
principio a través del cual la clase trabajadora<br />
puede alcanzar su libertad” 12 .<br />
Sobre la clase media propietaria<br />
católica, beneficiada por el reformismo<br />
agrario liberal auspiciado<br />
por Gladstone a partir de<br />
1870 y soporte social básico del<br />
nacionalismo constitucionalista<br />
liderado por Redmond, Connolly<br />
considera que<br />
“el nacionalismo de aquellos que desean<br />
mantener el actual sistema económico<br />
y social no emana de una conciencia<br />
natural, es un mero aborto. El verdadero<br />
nacionalista es separatista. El<br />
imperio siempre ha tratado de crear un<br />
híbrido irlandés que asimile un sistema<br />
social, una lengua y un carácter extranjeros”<br />
13 .<br />
Obviamente ello le llevó a<br />
mantener políticas ambiguas y en<br />
muchos casos contradictorias<br />
cuando el autogobierno irlandés<br />
comenzó a ser una puerta entreabierta<br />
en 1912. En ocasiones consideraba<br />
que el futuro Parlamento<br />
autónomo irlandés, sería el más<br />
reaccionario de toda Europa, porque<br />
supuestamente carecería de<br />
cualquier representación obrera,<br />
mientras que otras veces lo apoyaba,<br />
considerando que una solución<br />
parcial de la cuestión nacional<br />
abriría la caja de pandora<br />
de la lucha de clases en Irlanda.<br />
El problema es que Connolly<br />
nunca entendió la naturaleza de<br />
11 Kieran Allen: The Politics of James<br />
Connolly. Pluto Press, Londres, 1990: 35.<br />
12 Kieran Allen: The Politics of James<br />
Connolly. Pluto Press, Londres, 1990: 36.<br />
13 Kieran Allen: The Politics of James<br />
Connolly. Pluto Press, Londres, 1990: 37.<br />
la sociedad agraria irlandesa, y el<br />
hecho de que el autogobierno daría<br />
satisfación a las aspiraciones<br />
de la mayoría social en el sur de<br />
Irlanda. Su natural optimismo<br />
contrastaba con la endeblez crónica<br />
del movimiento obrero irlandés.<br />
Subestimó la grave división<br />
sectaria de la clase trabajadora<br />
en el Ulster y el grado de<br />
oposición lealista protestante al<br />
autogobierno irlandés. Tal y como<br />
dice el historiador irlandés<br />
Paul Bew:<br />
“Por muchos años Connolly intentó<br />
convencerse a sí mismo de que un proyecto<br />
socialista podía defenderse mejor<br />
en una Irlanda independiente que dentro<br />
de Gran Bretaña. Lo cierto es que el autogobierno<br />
hacía justicia a la realidad social<br />
del sur de Irlanda. Afirmó que no habría<br />
un solo representante socialista en el<br />
futuro Parlamento irlandés. Sin embargo,<br />
ello no afectó en nada a las coordenadas<br />
nacionalistas de todo su discurso.<br />
Siguió exigiendo la independencia aun<br />
cuando afirmaba que el futuro parlamento<br />
irlandés sería el más reaccionario<br />
de toda Europa” 14 .<br />
En 1903 ante el fracaso del<br />
grupúsculo de la IRSP, carcomido<br />
por las divisiones entre revolucionarios<br />
y reformistas, James<br />
Connolly acepta la invitación de<br />
viajar a Estados Unidos. Sus actividades<br />
en el movimiento socialista<br />
norteamericano se circunscriben<br />
al SLP (Socialist Labour<br />
Party) de De Leon y al<br />
sindicalismo del IWW (Industrial<br />
Workers of the World).<br />
Aunque Connolly era profundamente<br />
hostil a las veleidades<br />
anarcosindicalistas de amplios<br />
sectores de la IWW, comenzó a<br />
valorar positivamente las virtudes<br />
de un sindicalismo de corte<br />
revolucionario que afianzase las<br />
posiciones obreras en las relaciones<br />
de producción como fórmula<br />
para afianzar posiciones socialistas<br />
en el ámbito político. La<br />
función del partido guía seguía<br />
siendo esencial para Connolly.<br />
Pero sus ojos seguían puestos en<br />
una Irlanda que comenzaba a<br />
convulsionarse políticamente ante<br />
la promesa del autogobierno<br />
14 Ciaran Brady: Worsted in the Game<br />
(Losers in Irish History). The Lilput Press,<br />
Dublín, 1984: 166.<br />
lanzada por el Gobierno liberal<br />
de Asquith y la efervescencia de<br />
las reivindicaciones sindicales. El<br />
paro obrero en los astilleros de<br />
Belfast en 1907, la resaca de la<br />
guerra de los bóers y la reactivación<br />
del jingoismo 15 imperialista<br />
británico, junto con los primeros<br />
balbuceos sindicales en Dublín,<br />
parecían ofrecer un escenario ideal<br />
para propulsar su promesa revolucionaria,<br />
la nacionalista y la<br />
socialista marxista. En julio de<br />
1910 Connolly regresa a Irlanda<br />
donde ingresará en las filas del<br />
sindicato fundado por Jim Larkin,<br />
el ITGWU (Irish Transport<br />
and General Workers Union).<br />
En 1911 se traslada a Belfast,<br />
donde ejercerá las labores de enlace<br />
y coordinador del sindicato.<br />
En este periodo escribe su obra<br />
política más importante, Labour<br />
in Irish History. El propio Connolly<br />
advierte en las páginas finales<br />
de su obra, que<br />
“la presente obra no aspira a dar cuenta<br />
de la historia del movimiento obrero en<br />
Irlanda sino del papel que ha jugado el<br />
movimiento obrero en la historia de Irlanda”.<br />
El apunte es importante porque<br />
al historiar en clave nativista<br />
y esencialista Connolly borra del<br />
relato al grueso de la clase trabajadora<br />
irlandesa; esto es, la clase<br />
trabajadora protestante del Ulster<br />
que, a medida que avanza el<br />
siglo XIX, se desliza definitivamente<br />
por la pendiente del lealismo<br />
orangista. En su lugar, Connolly<br />
se remite a intentar buscar<br />
retazos socialistas en el movimiento<br />
nacionalista separatista irlandés.<br />
Connolly comienza esta obra<br />
afirmando que “los siglos XVII y<br />
XVIII fueron el calvario de la raza<br />
irlandesa”. Connolly no ofrece<br />
dato alguno sobre las vicisitudes<br />
de los protestantes irlandeses: al<br />
parecer no comparten las virtudes<br />
raciales y nacionales de sus vecinos<br />
católicos, que son los genuinamente<br />
irlandeses.<br />
15 Corriente de opinión que exaltaba el<br />
poder y el imperialismo británicos, y que se<br />
manifestó en los últimos decenios del siglos<br />
XIX, representada por J. Chamberlain y R.<br />
Kipling.<br />
48 CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA n Nº 105