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JUAN ARANZADI - Prisa Revistas

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S<br />

i hay episodios de la ciencia<br />

contemporánea que se<br />

han mostrado influyentes,<br />

tanto en el desarrollo científico<br />

que les siguió como en la forma<br />

en que han afectado al conjunto<br />

de la sociedad, uno es, sin duda<br />

alguna, la introducción (descubrimiento<br />

si se prefiere) de los<br />

cuantos de energía por parte de<br />

Max Planck, en 1900, hace ahora,<br />

precisamente, un siglo.<br />

La física que surgió de ese<br />

hallazgo, la física cuántica,<br />

cuenta en su haber con aportaciones<br />

del tipo de, entre muchas<br />

otras, la mecánica matricial<br />

y ondulatoria, el principio<br />

de incertidumbre, la electrodinámica<br />

cuántica o la teoría electrodébil,<br />

que nos permiten entender<br />

la estructura de los átomos,<br />

el origen y naturaleza de<br />

las radiaciones que éstos emiten,<br />

la interacción entre materia<br />

y radiación, la formación y orden<br />

de los elementos químicos,<br />

o de qué constituyentes (también<br />

llamados “partículas elementales”)<br />

están formados esos<br />

elementos. Y hay más: no se trata<br />

únicamente de elucubraciones<br />

teóricas que se comprueban<br />

en lugares o situaciones remotas<br />

y muy difícilmente observables<br />

en lo que a la vida diaria se refiere.<br />

La física cuántica nos ha<br />

proporcionado la clave para<br />

comprender, o ha permitido<br />

construir, fenómenos o instrumentos<br />

más cotidianos, como<br />

las células fotoeléctricas o los<br />

aparatos electrónicos que utilizan<br />

semiconductores del tipo de<br />

los ya clásicos transistores, así<br />

como los más modernos y poderosos<br />

chips en los que sus elementos<br />

están integrados en un<br />

pequeño bloque de material,<br />

habitualmente silicio.<br />

Hoy, transistores y chips desempeñan<br />

funciones básicas en,<br />

por ejemplo, los billones de microprocesadores<br />

que controlan<br />

motores de coche, teléfonos celulares,<br />

misiles, satélites, tuberías<br />

de gas, hornos de microondas,<br />

computadores o aparatos para escuchar<br />

discos compactos. Han<br />

cambiado, literalmente, las formas<br />

en las que nos comunicamos,<br />

relacionamos con el dinero,<br />

escuchamos música, vemos televisión,<br />

conducimos coches, lavamos<br />

nuestras ropas o cocinamos.<br />

Algunas estimaciones señalan<br />

que se fabrican –empaquetados<br />

por millones en todo tipo de microprocesadores–<br />

en torno a 500<br />

CIENCIA<br />

MAX PLANCK,<br />

UN HOMBRE DE HONOR<br />

JOSÉ MANUEL SÁNCHEZ RON<br />

millones de transistores… ¡cada<br />

segundo! No es exagerado, por<br />

consiguiente, decir que el transistor<br />

constituye la “célula nerviosa”<br />

de la era electrónica.<br />

Nada de esto habría llegado a<br />

ser sin que se descubriese que la<br />

energía está cuantizada, que procede<br />

en paquetes. Y aunque, es<br />

verdad, otros pudieron llegar –y<br />

habrían llegado– a proponer semejante<br />

idea, el hecho es que<br />

fue Max Planck quien tuvo ese<br />

honor… o esa suerte. Un honor,<br />

una suerte, que no se ve disminuida<br />

porque él mismo tuviese<br />

problemas a la hora de llevar<br />

a sus últimas consecuencias<br />

la idea de la cuantización ener-<br />

Max Planck<br />

gética, algo que tendría que esperar<br />

cinco años más, a Albert<br />

Einstein.<br />

Max Planck, un buen científico,<br />

no un genio<br />

Max Planck nació en 1858, en<br />

Kiel, hijo de Wilhelm Johann<br />

Julius, profesor de jurisprudencia,<br />

y Emma (Patzig de soltera).<br />

El prestigio y autoridad que<br />

Planck llegaría a alcanzar en la<br />

comunidad científica alemana y<br />

mundial no responde tanto a sus<br />

capacidades científicas como a<br />

su diligencia, rectitud y fortaleza<br />

de carácter. Aun cuando es<br />

difícil determinar qué es el genio,<br />

no es demasiado arriesga-<br />

40 CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA n Nº 105

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