2008 481 LNB - Asamblea Legislativa de la República de Panamá
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También había muchos salones <strong>de</strong> baile, haciendo que un sinnúmero<br />
<strong>de</strong> coterráneos <strong>de</strong> <strong>la</strong> época fueran unos bai<strong>la</strong>rines excelentes. Muchos<br />
fueron los concursos <strong>de</strong> bailoteo ganados por colonenses.<br />
Cuando terminó <strong>la</strong> guerra, los Estados Unidos y casi todos los países<br />
<strong>de</strong>l mundo se encontraban en condiciones precarias, y <strong>Panamá</strong> no<br />
se escapó <strong>de</strong> esa condición. Los trabajos que antes abundaban en<br />
el área canalera, ya no existían, y los <strong>de</strong>socupados abundaban en <strong>la</strong><br />
Ciudad. Muchos pidieron ser repatriados, pero <strong>la</strong> mayoría se quedó<br />
a probar suerte. Como nuestra ciudad no tenía casi ningún tipo <strong>de</strong><br />
industria, muchos <strong>de</strong> los obreros cesantes optaron por meterse en los<br />
campos cercanos a <strong>la</strong> urbe y <strong>de</strong>dicarse al cultivo <strong>de</strong> verduras y al crío<br />
<strong>de</strong> aves <strong>de</strong> corral. Muchos también <strong>de</strong> <strong>de</strong>dicaron a hacer <strong>la</strong>s gran<strong>de</strong>s<br />
hogueras para hacer carbón con leña <strong>de</strong> los mang<strong>la</strong>res que en ese<br />
tiempo abundaban por el contorno <strong>de</strong> <strong>la</strong> ciudad. Los pocos trabajos<br />
que existían fueron ocupados por los inmigrantes que no hal<strong>la</strong>ban<br />
trabajos en <strong>la</strong> ahora “Compañía <strong>de</strong>l Canal <strong>de</strong> <strong>Panamá</strong>”. Esa situación<br />
causó malestar entre los nativos <strong>de</strong> Colón, que alegaban que esa gente<br />
extranjera había venido a quitarles el pan <strong>de</strong> cada día.<br />
El lustre <strong>de</strong> oro que tenía <strong>la</strong> ciudad se empezó a opacar. Pero <strong>de</strong> todos<br />
modos, Colón seguía siendo una ciudad divertida y alegre y, como<br />
reza el dicho, “al mal tiempo, buena cara”.<br />
Ya para <strong>la</strong> época <strong>de</strong>l segundo lustro <strong>de</strong> los años veinte, Colón seguía<br />
cosechando nuevos <strong>la</strong>ureles. Se rellenó parte <strong>de</strong>l mang<strong>la</strong>r que ro<strong>de</strong>aba<br />
<strong>la</strong> parte occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong> <strong>la</strong> ciudad. Ese relleno fue para agrandar el sector<br />
<strong>de</strong> Nuevo Cristóbal, para hacer más viviendas para los trabajadores<br />
norteamericanos y edificar el colegio secundario y primario <strong>de</strong> los<br />
estadouni<strong>de</strong>nses. Ese relleno también sirvió para expandir <strong>la</strong> ciudad<br />
hacia el sector colindante con Nuevo Cristóbal.<br />
En ese lustro también el nuevo Pa<strong>la</strong>cio Municipal fue construido por<br />
uno <strong>de</strong> los constructores más prominentes <strong>de</strong> <strong>la</strong> época. Ese señor era<br />
alemán y había llegado a estas costas para probar suerte, y se quedó<br />
formando una familia honorable que, a través <strong>de</strong> los años, todavía<br />
quedan algunos <strong>de</strong> sus parientes en <strong>la</strong> ciudad.