La razón sobre la fe - Publicatuslibros.com

Lo que sí es cierto es que la “inquietud del hombre por encontrar la justicia y la igualdad, la
formula de salir de su explotación y su deseo de corregir las posturas despreciables de los
hombres que dan lugar a las lacras de éste mundo, y su enorme impotencia de poder lograrlo”
es un factor común que refleja la Biblia desde su comienzo hasta nuestros días.
Es decir, el hombre siempre está esperando una especie de libertador que destruya al miserable
opresor de poder corrupto y configure un mundo más justo para todos. JESÚS fue ese
libertador, pero como su doctrina no se ha aplicado en el hombre de la forma correcta para
despertar la lucha por sus derechos y libertades y devolverle la dignidad, el hombre que está
confundido continúa adaptando a su forma de vivir la doctrina, en vez de cambiar su vida para
que esté de acuerdo con la doctrina de JESÚS.
¿Dónde queda entonces la esperanza de la liberación del hombre?, ¿tendrá que ser el DIOS de
lo INEXPLICABLE quién intervenga para solucionarlo?. El hombre que se plantea ésta
posibilidad mira con esperanza hacia el universo y mete en su mente a ese DIOS que ha estado
en su principio, que se ausentó en su camino y que “desea” que esté después de su muerte.
El hombre no debe nunca por ese afán de libertad del que se considera impotente de lograr,
abandonar la lucha y entregarse a una situación pasiva y conformista en espera de que algún día
le llegue sea de dónde sea ese libertador. Debe plantearse su liberación primero desde lo
humano y en principio anular la idea de la posible intervención de DIOS. El hombre debe
entender que las lacras de la sociedad en que vive están creadas por el mismo hombre, y que
tendrá que entablar su lucha contra el propio hombre saliendo de su ignorancia y de su miedo
para alcanzar la verdadera libertad. Se debe abandonar a toda costa la postura de pasividad que
ya de por sí el hombre lleva dentro. La iglesia puede jugar un papel muy importante en esta
lucha siempre que cambie sus planteamientos y entienda la prioridad de devolver a todos los
seres humanos la dignidad y lo que otros le han robado.
Si todos los cristianos fueran conscientes de que están comprometidos por el amor al prójimo a
combatir las estructuras para que los que no tienen, tengan; si se acordaran de que JESÚS en la
multiplicación de los panes y los peces nos dijo que en el mundo hay bienestar para todos si se
reparte con justicia y aún sobraría; si se plantearan poner los pies en el suelo y en vez de mirar
tanto hacia arriba bajaran su mirada hacia abajo y comprendieran que no pueden quedarse
inmóviles ante la situación de tercermundismo y miseria de que está lleno el mundo; si el
hombre quisiera no sería necesario soñar con un libertador, que por cierto ya nos llegó con
JESÚS y al que no hemos hecho mucho caso porque desde el mismo momento en que se
distorsiona por la iglesia su doctrina y con ella se justifican las maldades de los poderosos ,
pierde su inmenso valor y da lugar al mundo de hoy. El hombre imbuido en ese dominio y
confusión ya no es capaz de poner en marcha su razón y descubrir dónde se encuentra la
Verdad, se convierte sin saberlo en colaborador del hambre , de la miseria y de las demás lacras
del mundo.
Debemos seguir el ejemplo de tantos hombres que han entregado su vida por defender la
libertad, los derechos de los hombres, la esclavitud, la explotación. Ese comportamiento es el
que hay que imitar y no el que por desgracia nos presenta la iglesia actual que parece que
siempre se inclina hacia el más fuerte por su miedo y su conveniencia.
DIOS en lo INEXPLICABLE no nos tiene guardado nada. Por eso ahora nos toca luchar con
las armas de hombres que gracia a los dones adquiridos en la evolución podemos distinguir
La razón sobre la fe Joaquín Cózar Infante 100