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La razón sobre la fe - Publicatuslibros.com

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LA PARÁBOLA DEL SIERVO DESPIADADO. (Mateo. XVIII, 23-35). <strong>La</strong> parábo<strong>la</strong> aplica el<br />

caso particu<strong>la</strong>r del perdón. Como JESÚS nos perdona a nosotros debemos perdonar a nuestros<br />

deudores. Si nosotros no perdonamos, no seremos perdonados.<br />

LA PARÁBOLA DEL RICO NECIO. (Lucas. XII, 16-21). Jamás se ha hab<strong>la</strong>do tanto de<br />

seguridad <strong>com</strong>o en nuestros días, y, sin embargo, nunca se ha vivido con tanta incertidumbre.<br />

Se toman medidas preventivas contra el granizo, contra el hielo, contra el fuego, contra <strong>la</strong>s<br />

en<strong>fe</strong>rmedades, etc., haciendo contratos con <strong>la</strong>s sociedades de seguros; hay seguros de invalidez<br />

y de vejez obligatorios para todos; hay seguros individuales para <strong>la</strong> práctica de <strong>la</strong> higiene y del<br />

deporte, en <strong>la</strong> toma de vitaminas, inyecciones, etc.; se asegura <strong>la</strong> propia posición inscribiéndose<br />

en organizaciones provisionales. Así el individuo está asegurado por <strong>la</strong> masa. Políticamente se<br />

hacen ejércitos poderosos, firmando tratados y con todo un sistema de convenios. Sin embargo,<br />

nunca desaparece <strong>la</strong> incertidumbre que atenaza siempre todo lo que es humano. No obstante los<br />

grandes esfuerzos que se hacen, siempre se siente <strong>la</strong> amenaza.<br />

Todo lo que es humano y pasajero no puede ofrecer jamás una seguridad absoluta. <strong>La</strong> realidad<br />

insos<strong>la</strong>yable de <strong>la</strong> muerte imprime en todo el carácter de provisional.<br />

LA PARÁBOLA DEL CAMELLO Y EL OJO DE LA AGUJA. (Marcos.X, 23-27). Ya JESÚS<br />

nos dijo que no se puede servir a dos señores: a Él y a <strong>la</strong>s riquezas. Ahora nos presenta<br />

c<strong>la</strong>ramente con esta parábo<strong>la</strong> <strong>la</strong> dificultad tan enorme que tiene el rico, el poderoso, el que se<br />

envuelve en <strong>la</strong> riqueza, en el materialismo, de formar parte del reino de JESÚS.<br />

LA PARÁBOLA DEL RICO EPULÓN Y DEL POBRE LÁZARO. (Lucas.XVI, 19-31).<br />

Ésta parábo<strong>la</strong> va contra <strong>la</strong> concepción materialista-terrena, y por eso JESÚS traza <strong>la</strong> antítesis<br />

con rasgos fuertes. El rico vive con un lujo exagerado y el pobre en una miseria indescriptible.<br />

Al primero por consiguiente, a<strong>com</strong>pañaba <strong>la</strong> bendición de dios y al segundo su<br />

maldición.También los hombres de hoy confunden <strong>la</strong> riqueza con <strong>la</strong> <strong>fe</strong>licidad y <strong>la</strong> pobreza con<br />

<strong>la</strong> in<strong>fe</strong>licidad. En este punto no es el elemento material el que decide. <strong>La</strong> vida puede traer un<br />

cambio total y hacer <strong>fe</strong>lices a los desgraciados, y desgraciados a los <strong>fe</strong>lices. Y, sin embargo, ha<br />

venido el mismo JESÚS, que ha predicado <strong>la</strong> necesidad de hacer un cambio total de valores.<br />

Más Él predica a gentes que hacen el sordo, que nada quieren saber. <strong>La</strong> formación cristiana no<br />

es cosa fácil, pero los vivos colores de <strong>la</strong> parábo<strong>la</strong>, no pueden ser más c<strong>la</strong>ros. Por eso quien va<br />

en busca de <strong>la</strong> <strong>fe</strong>licidad por caminos torcidos no tiene disculpa.<br />

LA PARÁBOLA DE CONSTRUCTORES Y REYES. (Lucas.XIV, 25-33). Seguir a JESÚS<br />

significa, por fin, una renuncia al propio yo, y también ésta debe ser una renuncia total. El<br />

hombre debe renunciar a su propia vida. <strong>La</strong> lucha contra el egoísmo, contra el culto del yo, que<br />

quiere imponerse siempre y en todas partes, no es otra cosa que <strong>la</strong> renuncia a <strong>la</strong> exaltación del<br />

yo, que <strong>la</strong> renuncia a sí mismo. No se trata de imponerse a los demás, de imponer <strong>la</strong>s propias<br />

ideas y los propios p<strong>la</strong>nes, sino de renunciar a todo, para ser meros instrumentos en manos de<br />

otro, para ser solo mensajeros y representantes de otro. Es un situarse en <strong>la</strong> este<strong>la</strong> de JESÚS. Lo<br />

único que en ese seguimiento se puede y se debe tener es <strong>la</strong> cruz. “El que no carga con su cruz<br />

y viene tras de mí, no puede ser mi discípulo.” El único bien es pues, el emblema del sacrificio,<br />

de <strong>la</strong> entrega hasta <strong>la</strong> muerte. JESÚS quiere total y exclusivamente para sí al hombre que quiere<br />

ponerse <strong>com</strong>pletamente a su servicio.<br />

<strong>La</strong> razón <strong>sobre</strong> <strong>la</strong> <strong>fe</strong> Joaquín Cózar Infante 69

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