La razón sobre la fe - Publicatuslibros.com
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hab<strong>la</strong>r JESÚS así, aunque no era un mercader, expresó el secreto del <strong>com</strong>ercio. Pero el joven<br />
Nazareno no era un dios; y es una lástima que sus seguidores traten de hacer un dios de tal<br />
sabio.”<br />
BENJAMÍN EL ESCRIBA.<br />
“Se nos ha dicho que JESÚS era el enemigo de Roma y de Judea. Pero yo digo que JESÚS no<br />
era enemigo de ningún hombre, ni de ninguna raza. Yo le oí decir: <strong>La</strong>s aves del aire y <strong>la</strong>s cimas<br />
de <strong>la</strong>s montañas no se preocupan por <strong>la</strong>s serpientes que viven en oscuros agujeros. Dejad que<br />
los muertos entierren a sus muertos; sed vosotros mismos entre los vivientes, y tened altas<br />
miras. Él era más grande que el Estado y que <strong>la</strong> raza; era más grande que cualquier revolución.<br />
Era sencillo y andaba solo; era un nuevo despertar. Derramó todas nuestras lágrimas no<br />
vertidas, y sonrió con todas nuestras rebeliones. JESÚS fue el principio de un nuevo reino en <strong>la</strong><br />
Tierra, y ese reino perdurará.”<br />
ZAQUEO<br />
“Vosotros creéis en lo que oís decir. Creed en lo que no se ha dicho, porque el silencio de los<br />
hombres está más cerca de <strong>la</strong> verdad que sus pa<strong>la</strong>bras. Preguntáis si JESÚS hubiera podido<br />
escapar de su vergonzosa muerte y haber salvado de <strong>la</strong> persecución a sus partidarios. Y yo os<br />
contesto: seguramente, si Él lo hubiera querido, habría podido escapar; pero Él no buscaba <strong>la</strong><br />
<strong>com</strong>odidad, ni le importaba proteger a su rebaño de los lobos de <strong>la</strong> noche. Él sabía<br />
per<strong>fe</strong>ctamente cuál era su destino, y cuál sería el mañana de quienes lo amaban constantemente.<br />
Él previó y pro<strong>fe</strong>tizó lo que le ocurriría a cada uno de nosotros. No buscaba Él su propia<br />
muerte; pero aceptó <strong>la</strong> muerte <strong>com</strong>o el agricultor que entierra su grano de trigo acepta el<br />
invierno, y luego espera <strong>la</strong> primavera y el tiempo de <strong>la</strong> cosecha; y <strong>la</strong> aceptó <strong>com</strong>o un<br />
constructor que coloca <strong>la</strong> más grande piedra en los cimientos.”<br />
PEDRO.<br />
“Una vez, en Cafarnaúm, mi Señor y Maestro habló en estos términos: Tu vecino, tu prójimo,<br />
es tu otro yo, que habita tras <strong>la</strong> pared contigua. Y con el conocimiento <strong>com</strong>prensivo, todas <strong>la</strong>s<br />
paredes caerán. ¿Cómo saber si tu vecino es tu yo mejor, que lleva puesto otro cuerpo?. Por<br />
tanto, ama a tu vecino <strong>com</strong>o a ti mismo. Tu prójimo es un campo en que <strong>la</strong>s primaveras de tu<br />
esperanza caminan vestidas con sus verdes ga<strong>la</strong>s, y en que los inviernos de tu deseo sueñan con<br />
nevadas cumbres. Tu vecino es un espejo en el que mirarás tu propio semb<strong>la</strong>nte, hermoseado<br />
por una alegría que tú mismo desconocías, y por una tristeza que tú mismo no <strong>com</strong>partías.<br />
Quisiera que amárais a vuestro prójimo <strong>com</strong>o yo os he amado.”<br />
BIRBARA DE YAMUNI.<br />
“JESÚS era paciente con el necio y con el tonto, <strong>com</strong>o el invierno que está en espera de <strong>la</strong><br />
estación florida. Era paciente <strong>com</strong>o una montaña ante el viento. Contestaba con amabilidad <strong>la</strong>s<br />
incisivas preguntas de sus enemigos. Podía incluso guardar silencio para cavi<strong>la</strong>r y disputar,<br />
porque Él era fuerte, y los fuertes pueden ser muy pacientes. Pero JESÚS también era<br />
<strong>La</strong> razón <strong>sobre</strong> <strong>la</strong> <strong>fe</strong> Joaquín Cózar Infante 53