La razón sobre la fe - Publicatuslibros.com
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dijo al que le hab<strong>la</strong>ba: “¿quién es mi madre y quienes son mis hermanos?.” Y extendiendo su<br />
mano <strong>sobre</strong> sus discípulos, dijo: “he aquí mi madre y mis hermanos.”<br />
<strong>La</strong> multiplicación de los panes. Leer (Mateo.14, 13-21). Leídos estos versículos del evangelio<br />
de Mateo, lo primero que nos hacemos a <strong>la</strong> idea, es que JESÚS, hace un maravilloso mi<strong>la</strong>gro,<br />
por el hecho de multiplicar los panes y los peces. Pero no debe interpretarse así, pues lo que<br />
realmente JESÚS quería enseñarnos es que si lo poco que hay en <strong>la</strong> tierra se reparte con justicia<br />
e igualdad, todos los hombres quedan satis<strong>fe</strong>chos y aún sobra. Es <strong>la</strong> exposición de <strong>la</strong> buena<br />
distribución de <strong>la</strong> riqueza de <strong>la</strong> humanidad, que precisamente por no ser bien distribuida existe<br />
el hambre, <strong>la</strong>s en<strong>fe</strong>rmedades y <strong>la</strong>s miserias.<br />
Viniendo JESÚS a <strong>la</strong> región de Cesárea de Filipo, preguntó a sus discípulos: “¿Quién dicen los<br />
hombres que es el Hijo del hombre?.” Ellos contestaron: unos, que Juan el Bautista; otros, que<br />
Elías; otros, que Jeremías u otro de los pro<strong>fe</strong>tas. Y Él les dijo: “y vosotros, ¿quién decís que<br />
soy?.” Tomando <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra Simón Pedro, dijo: Tú eres el Mesías, el Hijo de dios vivo. Y<br />
JESÚS, respondiendo dijo: “bienaventurado tú, Simón Bar de Jona, porque no es <strong>la</strong> carne ni <strong>la</strong><br />
sangre quien esto te ha reve<strong>la</strong>do, sino mi Padre qué está en los cielos. Y yo te digo: tú eres<br />
Pedro y <strong>sobre</strong> esta piedra edificaré mi iglesia.” Entonces ordenó a los discípulos que a nadie<br />
dijeran que Él era el MESÍAS.<br />
Se acercaron los discípulos a JESÚS diciendo: ¿quién será más grande en el reino de los<br />
cielos?. Él l<strong>la</strong>mando a sí a un niño, le puso en medio de ellos y dijo: “en verdad os digo, si no<br />
os volviereis y os hiciereis <strong>com</strong>o niños, no entrareis en el reino de los cielos. Pues el que se<br />
humil<strong>la</strong>re hasta hacerse <strong>com</strong>o un niño de éstos, ése será el más grande en el reino de los cielos,<br />
y el que por mí recibiere a un niño <strong>com</strong>o éste, a mí me recibe; y al que escandalizare a uno de<br />
estos pequeñuelos, mas le valiera que le colgasen al cuello una piedra de molino de asno y le<br />
hundieran en el fondo del mar.” Entonces le fueron presentando unos niños para que les<br />
impusiera <strong>la</strong>s manos y orase; y <strong>com</strong>o los reprendieran los discípulos, díjoles JESÚS: “dejad a<br />
los niños y no les impidáis acercarse a mí, porque de los tales es el reino de los cielos.” Y<br />
habiéndoles impuesto <strong>la</strong>s manos, se fue de allí.<br />
Acercósele uno y le dijo: Maestro, ¿qué obra buena he de realizar para alcanzar <strong>la</strong> vida eterna?.<br />
Él le dijo: “si quieres entrar en <strong>la</strong> vida, guarda los mandamientos.” Díjole él: ¿cuáles?. JESÚS<br />
respondió: “no matarás, no adulterarás, no hurtarás, no levantarás falso testimonio, honra a tu<br />
padre y a tu madre y ama al prójimo <strong>com</strong>o a ti mismo.” Díjole el joven: todo esto lo he<br />
guardado. ¿Qué me queda aún?. Díjole JESÚS: “si quieres ser per<strong>fe</strong>cto, ve, vende cuanto<br />
tienes, dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; ven y sígueme.” Al oír esto el joven<br />
se fue triste, porque tenía muchos bienes.<br />
Y JESÚS, dijo a sus discípulos: “en verdad os digo: ¡qué difícilmente entra un rico en el reino<br />
de los cielos!. Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja.”<br />
Los fariseos, enviáronle discípulos suyos con herodianos para decirle: Maestro, sabemos que<br />
eres sincero y que con verdad enseñas el camino de dios, sin darte cuidado de nadie, y que no<br />
tienes acepción de personas. Dinos, pues, tu parecer: ¿es lícito pagar tributo al Cesar o no?.<br />
JESÚS conociendo su malicia, dijo: ¿por qué me tentáis hipócritas?. Mostradme <strong>la</strong> moneda del<br />
tributo.” Ellos le presentaron un denario. Él les preguntó: “¿de quién es esa imagen y esa<br />
inscripción?.” Le contestaron: del Cesar. Díjoles entonces: “pues dad al Cesar lo que es del<br />
Cesar y a dios lo que es de dios.” Y al oírle se quedaron maravil<strong>la</strong>dos, y dejándole, se fueron.<br />
<strong>La</strong> razón <strong>sobre</strong> <strong>la</strong> <strong>fe</strong> Joaquín Cózar Infante 64