La razón sobre la fe - Publicatuslibros.com

Hubo quien afirmó que el cristianismo nació como una inversión ideológica, consciente e
intencionada, de un mesianismo judío radical, que solo se dio después de la muerte de JESÚS.
Pablo empezó a echar los cimientos de una fe diferente por completo. En ella la salvación se
alcanzaba no odiando a los opresores, sino amándolos; no mediante la observancia de la Ley,
sino por la fe en JESUCRISTO. Con la revuelta judía y la destrucción de Jerusalem y del
templo en el año 70 de nuestra era, el movimiento “mesiánico” originario del judaísmo fue
desapareciendo gradualmente. Entretanto la variante herética de Pablo continuaba
extendiéndose y ganando adeptos entre las comunidades “cristianas” de gentiles a lo largo y
ancho del mundo grecorromano.
Y cuando Pablo y sus seguidores viajaban a las ciudades de Éfeso, Corinto y Filipos, iban
ofreciendo un culto nuevo que se dirigía a la vasta población media de judíos y temerosos de
dios. Era un culto basado en la Biblia, idealista y universal, imbuido por la pasión y
arrobamiento de la esperanza mesiánica, pero despojado de su demanda explícita de que había
que derribar el Imperio terreno de Roma.No obstante, el dato de que JESÚS no había vuelto en
el breve periodo de tiempo esperado, y que nada había cambiado en el mundo cotidiano fuera
de su nueva identidad religiosa y sus persistentes expectativas, las comunidades cristianas del
Mediterráneo empezaron a considerarse a sí mismas el verdadero Israel. Pero ese Israel no
insistiría en separarse por completo del Imperio romano. Bien al contrario, en menos de
trescientos años Iglesia e Imperio romano se unirían oficialmente.
Así en Judea el pueblo que luchaba por conservar las leyes distintivas y los códigos de pureza
de su nación como una coraza protectora contra la invasión política y económica, la
predicación de un evangelio rival, que estimulaba de hecho al abandono de la Ley mosaica, se
le apareció como una amenaza mortal. La llegada del reino de dios dependía de la exacta
observancia de su Ley por el pueblo de Israel.
En el cristianismo primitivo se dejaba intacta la imagen evangélica de JESÚS rechazado y
entregado por los judíos para su ejecución. JESÚS y sus seguidores fueron parte del
movimiento nacional.
El cristianismo había empezado dentro por completo del contexto de una resistencia mesiánica
judía de carácter militante contra el Imperio romano, y que las imágenes posteriores de
JESUCRISTO, que constituían el epicentro del cristianismo fuera de Judea, eran producto de
una reelaboración consciente y política de temas mesiánicos judíos, con vistas a lograr un
objetivo ideológico contrario: socavar, y nada de fomentar, el objetivo de la independencia
judía; y la fusión , que no la separación, de las formas de vida judías y helenísticas.
Millones de judíos y cristianos en todo el mundo han sido educados desde la infancia en las
perspectivas históricas tradicionales de sus respectivas religiones, en las cuales cada una es
vista como la inevitable y más pura expresión de la intervención de dios en la historia humana.
La historia ha demostrado que todas esas nociones son claramente peligrosas cuando se
traducen a la acción. En este mundo trastornado, los débiles y desposeídos casi siempre son
derrotados por los fuertes. El destino de la verdadera protesta religiosa es moverse en el filo de
la navaja, pudiendo sostenerse pese a toda su pasión sólo por breve tiempo antes de que sus
partidarios se entreguen al compromiso o se abandonen a la muerte. Pero el movimiento
mesiánico de Judea, con su búsqueda aparentemente imposible del reino de dios sobre la tierra,
La razón sobre la fe Joaquín Cózar Infante 43