0077 - Viento Sur
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En clave socio-económica, la política de desestructuración seguida en los<br />
años ochenta por el gobierno Thatcher, que privatizó gran parte de los servicios<br />
públicos y reguló la gestión de grandes empresas, generando despidos masivos<br />
y una crisis importante en el sector sindical, ha sido mantenida de manera<br />
encubierta por la “tercera vía” del gobierno Blair, bajo la fórmula de<br />
“capitalismo con rostro humano”.<br />
Las tradiciones ideológicas de las que se nutre el activismo británico son<br />
diversas. Destacamos como herencia lejana el punk ligeramente politizado de los<br />
años ochenta, aunque sólo desde los noventa encontramos un intenso activismo<br />
en diversas claves: grupos en defensa de los derechos de los animales, un<br />
importante nivel de movilización antimilitarista, grupos pro-derechos civiles<br />
implicados en la cuestión norirlandesa, grupos feministas y, fundamentalmente,<br />
grupos anarco-ecologistas que protestan contra la proliferación de centrales<br />
nucleares y la expansión de infraestructuras de transporte.<br />
Al mismo tiempo, hay tradiciones ácratas y, en último lugar, un desarrollo<br />
específico, vinculado a la experiencias alemanas pero no a las italianas, de la<br />
Autonomía bastante temprano. El movimiento squatter (okupa) goza igualmente de<br />
una larga tradición, aunque no necesariamente politizada en todos los casos; en los<br />
últimos años se han multiplicado los centros sociales y en la actualidad opera en<br />
Londres una coordinadora de okupas que imprime un sello político más acusado.<br />
Entre los rasgos caracterizadores más singulares observados en los espacios<br />
autónomos de Londres destacamos, en primer lugar, un énfasis agudo en la<br />
“liberación” de espacios para fines sociales y colectivos, tanto a través de<br />
centros ocupados como desde una reivindicación constante de la calle como<br />
lugar de encuentro; en esteúltimo punto, serán los barrios de inmigrantes los que<br />
abren una arena para el trabajo político en concordancia con una percepción<br />
colectivizante de la esfera pública.<br />
En segundo lugar, se observa un escrupuloso respeto por los modelos de<br />
organización horizontal, esgrimidos como la seña de identidad más acusada<br />
frente al modelo planteado por el FSE. No en vano, los espacios autónomos se<br />
autodenominan “horizontals”. La denominación hace alusión a una crítica<br />
constante no sólo hacia los modos de organización, sino también al modelo de<br />
toma de decisiones y contenidos propuestos.<br />
¿Una identidad autónoma radical dentro del<br />
movimento global en Europa?<br />
Señalaba Antonio Negri, a propósito de la experiencia de Potere Operaio en<br />
Italia, que este grupo no solo habría contribuído al paso de la época de los grupos<br />
hacia la Autonomía difusa y organizada, sino que habría constituído también<br />
matrices y dispositivos que han encontrado en Italia, en Europa y en otros países,<br />
continuidad y difusión dentro del movimento global (Negri, 2003, 234).<br />
24 VIENTO SUR Número 77/Noviembre 2004