0077 - Viento Sur
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una asignación cualquiera, desconocida, considerada óptima por criterios<br />
internos a la propia teoría que lo glorifica. ¿Producirá bienestar esta asignación<br />
óptima? No se sabe, y además, eso no tiene la menor importancia.<br />
Por otra parte, a la vez que permanece indefinida la imagen del futuro que se desea<br />
alcanzar, no existen puntos de referencia que permitan una evaluación rigurosa de los<br />
procesos reales. Ante cualquier dificultad, el pensamiento neoliberal consigue poner<br />
en acción una salida de emergencia, con la incesante repetición de que es necesario<br />
esperar más e insistir más, doblando la apuesta cuando es necesario, ya que, y éste es<br />
el verdadero problema, “el modelo no fue aún suficientemente implantado”. Hace<br />
años ya oímos eso, aquí y en otros lugares, y no sin razones. Porque, al ser el libre<br />
mercado apenas un tipo ideal, incapaz de organizar efectivamente al conjunto de la<br />
vida social, entonces, por definición, la implantación del modelo neoliberal siempre<br />
está incompleta. Se crea un discurso que, como los demás discursos ideológicos,<br />
externaliza sus dificultades. No depende de la confrontación con una realidad que le<br />
sea exterior, ya que acoge en sí mismo las condiciones suficientes para legitimarse en<br />
cualquier circunstancia. Los fracasos lo fortalecen, ya que siempre cuenta con una<br />
poderosa fuga hacia adelante: “Eso o aquello están perturbando al mercado”. El<br />
argumento puede repetirse ad infinitum, pues siempre habrá instituciones y prácticas,<br />
formales o informales, que “perturban” al mercado. Como la vida de las personas no<br />
puede reducirse a operaciones de compra y venta, cualquier sociedad organizada<br />
transciende ampliamente al mercado, cualquiera de ellas contiene, reproduce y recrea<br />
innumerables instancias no mercantiles, que siempre serán “culpabilizadas”.<br />
Las deficiencias del proyecto neoliberal conducen a sus defensores a la<br />
inevitable conclusión de que es necesario profundizar ese mismo proyecto. La<br />
incapacidad de realizarse es, simultáneamente, una debilidad del modelo, en la<br />
realidad, y una fuente de su vigor, en la ideología. Se mantiene en acción un<br />
movimiento perpetuo típico de los pensamientos dogmáticos que no reconocen<br />
ninguna autoridad fuera de sí. Eso es lo que explica la agenda anunciada por el<br />
gobierno Lula para el próximo año, en continuidad rectilínea con lo que ya ha<br />
sido hecho: reforma de las leyes laborales, autonomía legal para el Banco<br />
Central, negociaciones para el ALCA... Faltan tantas cosas por hacer –¡siempre<br />
faltarán!– hasta que el mercado pueda al fin redimirnos. Pero ya han pasado dos<br />
años, de los cuatro, de mandato popular...<br />
Éste es el camino sin retorno que el gobierno Lula sigue alegremente, con una<br />
radicalidad típica del cristiano nuevo, recién convertido. Todos presentimos que<br />
la desigualdad social y la dependencia externa están alcanzando un nivel<br />
dramático, poniendo en peligro nuestra existencia como sociedad organizada y<br />
nación soberana. Nadie se hace ilusiones: a pesar de tanta “madurez” en la<br />
política institucional, la sociedad brasileña está lejos de haber encontrado un<br />
equilibrio estable. Esas multitudes concentradas en las grandes ciudades, con<br />
acceso a la información y sin alternativas dentro del sistema actual son, a<br />
VIENTO SUR Número 77/Noviembre 2004 37