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Ciudades sin Violencia hacia las Mujeres Ciudades Seguras para ...

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la ciudad. Ello forma el entramado que socava de arranque el discurso de igualdad que<br />

portan <strong>las</strong> políticas sociales.<br />

Ambas dimensiones requieren políticas orientadas a la seguridad ciudadana con perspectiva<br />

de género en todas <strong>las</strong> políticas públicas estatales —salud, educación, servicios<br />

urbanos—, todo lo que amplía <strong>las</strong> oportunidades de <strong>las</strong> mujeres de generar relaciones<br />

más autónomas. No son entonces sólo políticas <strong>hacia</strong> la violencia contra <strong>las</strong> mujeres, <strong>sin</strong>o<br />

la constatación de que <strong>las</strong> políticas sociales <strong>sin</strong> dimensión de género, transversal a todas<br />

el<strong>las</strong>, limitan el impacto de <strong>las</strong> políticas públicas orientadas a la violencia en el marco de<br />

la construcción democrática. La perspectiva integral e interrelacionada de <strong>las</strong> políticas<br />

públicas existentes es fundamental, como lo es también el incorporar en el<strong>las</strong> <strong>las</strong> nuevas<br />

dimensiones que fortalezcan <strong>las</strong> perspectivas de derechos de <strong>las</strong> mujeres, como los derechos<br />

sexuales y los derechos reproductivos, por su significación clave en la autonomía<br />

física de <strong>las</strong> mujeres.<br />

Las políticas sociales, <strong>para</strong> ser efectivas, requieren considerar la voz de los sujetos sociales,<br />

como lo recuerdan muchas de <strong>las</strong> intervenciones y análisis. Voz <strong>para</strong> denunciar, pero<br />

no sólo eso, <strong>sin</strong>o <strong>para</strong> evidenciar diferenciaciones en el uso de los espacios, en la dimensiones<br />

espacio-temporales, <strong>para</strong> que <strong>las</strong> mujeres puedan incorporar sus tiempos, recorridos<br />

y exigencias a la ciudad. Y son políticas que deben combinar dimensiones de redistribución<br />

y dimensiones de reconocimiento.<br />

Es en este enfoque, más dialogante, donde podemos ubicar <strong>las</strong> estrategias de “convivencia<br />

ciudadana”, entendidas como reconocimiento de la diversidad, desde el reconocimiento<br />

del Otro/Otra como par. Sin embargo, con profundas desigualdades económicas, étnicas,<br />

de género, raciales, ¿cómo se puede dar esta relación entre pares? Indudablemente la<br />

convivencia alude a la negociación democrática del conflicto. Pero, <strong>para</strong> esa negociación,<br />

<strong>las</strong> mujeres requieren consolidar su condición de sujetos de derecho. No <strong>las</strong> van a tratar<br />

como iguales porque la convivencia lo exige, <strong>sin</strong>o porque el<strong>las</strong> lo exigen. Y la heterogeneidad,<br />

que es lo que garantiza la expresión de la diversidad en un espacio público<br />

plural, con reconocimiento activo de <strong>las</strong> diferencias, expresa acá también su contenido<br />

ambivalente, como expresión de fragmentación en la que <strong>las</strong> diferencias, no cualificadas,<br />

tienen valor en sí mismas y no en interrelación. Si una política de seguridad ciudadana<br />

debe tender a modificar <strong>las</strong> reg<strong>las</strong> de comportamiento que regulan estas relaciones <strong>hacia</strong><br />

disminuir los índices de violencia, ello obliga a la pregunta política sobre qué diferencias<br />

merecen reconocimiento, <strong>para</strong> evitar el riesgo señalado por Fraser, el de <strong>las</strong> “diferencias<br />

despolitizadas”, como negociar un pluralismo democrático. 68<br />

Preguntas relativas a cómo distinguir <strong>las</strong> demandas de reconocimiento democrático de<br />

<strong>las</strong> antidemocráticas, <strong>las</strong> justas de <strong>las</strong> injustas; qué reclamos de identidad están enraizados<br />

en la defensa de relaciones de dominación y desigualdad, cuáles deben ser abolidas,<br />

cuáles promovidas, cuáles reclamos de identidad son significativos <strong>para</strong> la democracia y<br />

cuáles no: son interrogantes que abren una gama significativa de disputas y negociaciones<br />

ciudadanas.<br />

68 Chantal Mouffe dice que es la política democrática la que establece límites al pluralismo, pero el establecimiento<br />

de ese límite es una cuestión política, resultado de acuerdos pragmáticos y contingentes, necesitados de una<br />

permanente negociación y justificación. En La <strong>para</strong>doja democrática.<br />

64<br />

Cuadernos de diálogos 1

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