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El trabajo de cuidados: antecedentes históricos y debates ... - Fuhem

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CRISTINA BORDERÍAS, CRISTINA CARRASCO Y TERESA TORNS(Bock, 2001). Des<strong>de</strong> mediados <strong>de</strong>l siglo XVIII, prácticas comúnmenteaceptadas con anterioridad, como el recurso a las nodrizasy al servicio doméstico para el cuidado y la educación <strong>de</strong> los hijos,comenzaron a ser cuestionadas por filósofos, médicos y estadistas(Knibiehler y Fouquet, 1977; Donzelot, 1977). La nueva <strong>El</strong>oísa <strong>de</strong>Rousseau suele ser presentada como la obra que establece los nuevoscódigos <strong>de</strong> la maternidad (Knibiehler y Fouquet, 1977), y aunquelas investigaciones más recientes han encontrado prece<strong>de</strong>ntes relevantes,es indudable su influencia en la configuración <strong>de</strong> la madrecomo responsable fundamental <strong>de</strong>l cuidado, bajo la supervisión <strong>de</strong>lpadre <strong>de</strong> familia.Des<strong>de</strong> mediados <strong>de</strong>l siglo XVIII, el discurso médico jugó unpapel central atribuyendo la alta mortalidad infantil a las “malasprácticas tradicionales <strong>de</strong> la lactancia mercenaria” y a la “ignorancia”<strong>de</strong> las mujeres (Knibiehler y Fouquet, 1977; Donzelot,1977). Las madres comenzaron a ser vistas como responsables <strong>de</strong>una población abundante y sana —la riqueza <strong>de</strong> los pueblos y lagarantía <strong>de</strong> una nación po<strong>de</strong>rosa—, y <strong>de</strong> su educación en los valores<strong>de</strong> la iglesia y el Estado, llegando a ser <strong>de</strong>finidas incluso como“amas <strong>de</strong> cría al servicio <strong>de</strong>l Estado” (Donzelot, 1977). Y, por ello,llamadas a asumir personalmente las múltiples tareas que en losestamentos aristocráticos y burgueses venían siendo realizadaspor el servicio doméstico —<strong>de</strong>s<strong>de</strong> las nodrizas a las institutrices—.Un servicio doméstico que, a su vez, comenzó a ser <strong>de</strong>monizadocomo causante <strong>de</strong> la “<strong>de</strong>bilidad material y espiritual <strong>de</strong> lospueblos”. Estas nuevas representaciones no se impusieron sindificultad. La institución <strong>de</strong> la nodriza, tradicional entre las clasesaristocráticas y burguesas y no poco frecuente entre las mujeresobreras que no podían amamantar, siguió muy arraigadadurante el siglo XIX (Sarasúa, 1994), así como también la presencia<strong>de</strong> otros sirvientes ocupados <strong>de</strong> las diferentes tareas domésticasincluidas las directamente relacionadas con la cría y educación<strong>de</strong> los hijos e hijas. La asunción <strong>de</strong>l <strong>trabajo</strong> doméstico por el ama<strong>de</strong> casa en sustitución <strong>de</strong>l servicio doméstico asalariado entre lasclases “bienestantes”, y <strong>de</strong>l realizado por parientes en las familiastrabajadoras, fue uno <strong>de</strong> los cambios más importantes <strong>de</strong> laépoca contemporánea (Cowan, 1976). La estructura <strong>de</strong>l mercado20

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